Con el libro ‘Las chicas son guerreras’ (Montena), la bloguera de televisión Irene Cívico y el periodista Sergio Parra redescubrieron a 26 mujeres que cambiaron la historia de la humanidad. Ahora vuelven a repetir esta exitosa fórmula en Las chicas son de ciencias, donde se subraya la importancia de 25 mujeres científicas. Hablamos con ellos sobre su obra y la educación en igualdad.
En ‘Las chicas son guerreras’ retratáis a chicas pioneras en cine, literatura o ciencia como Alice Guy, Agatha Christie o Marie Curie, respectivamente. ¿Cómo surgió la idea de escribir sobre ellas?
Un día charlábamos sobre Nelly Bly, la mujer que realmente dio la vuelta al mundo en menos de 80 días y nos dimos cuenta de que casi nadie sabía quién era. Y que, en cambio, todo el mundo sabía quién era Phileas Fogg, un personaje de ficción del libro de Julio Verne. ¡La vuelta al mundo en 80 días’!. Obviamente nos pareció injusto y de ahí nació la idea de hacer un libro para niñas y jóvenes, principalmente, donde explicaríamos historias de mujeres que hicieron cosas increíbles que apenas han trascendido en la historia.
Intentamos incluir a chicas de todos los campos: literatura, ciencia, moda, música, deporte… Lo difícil fue acortar la lista. Quedaron tantas mujeres fuera que todavía nos da pena al pensarlo.
¿Creéis que los libros de texto se han olvidado de estas mujeres tan precursoras?
Creemos que todo el mundo se ha olvidado de muchas cosas, y durante la historia, el papel de la mujer ha sido relegado a un segundo plano. Por eso está en nuestras manos buscar, descubrir y recordar a todas esas personas extraordinarias que han sido olvidadas en los libros de texto.
‘Las chicas son de letras y los chicos de ciencias’, ¿sigue existiendo este estereotipo en el sistema educativo?
Naturalmente. Si pedimos en una clase que se dibuje a un científico, porcentualmente, la mayor parte de los alumnos plasmará a un hombre, generalmente con bata y pelo despeinado. Estamos rodeados de estereotipos, pero en lo referente a las ciencias es todavía más profundo porque ha durado demasiado tiempo. Por esa razón, a pesar de que las mujeres ya son mayoría en las universidades de España, en carreras como matemáticas o ingeniería apenas constituyen un 30% por ciento.
¿Qué creéis que se puede hacer para cambiarlo?
Lo más importante, en cualquier caso, es la educación. Educar a todo el mundo en la diversidad, la aceptación, la empatía… en todo aquello que nos haga entender, de una vez por todas, la realidad en la que vivimos. Pero quizá la forma más rápida de empezar la senda hacia el cambio sea explicando buenas historias sobre mujeres que ya lo han conseguido. Si hay referentes, si hay ejemplos, las mujeres tenderán menos a minusvalorarse en ámbitos en los que se les ha hecho creer que no estaban tan preparadas como los hombres.
Por ejemplo, la idea tan ampliamente difundida de que el cerebro de la mujer está mejor cableado para las carreras de humanidades que para las carreras científicas es muy discutible. Cuando se llevan a cabo test de competencia matemática en los que no hay sesgo sexual, las mujeres resulta que son tan competentes como los hombres. Al final, lo importante es la confianza en uno mismo que desemboca en la tenacidad y el esfuerzo.
¿Qué le aconsejaríais a un docente para que fomente la educación en igualdad en sus clases?
Que dé por hecho que todas las personas somos iguales y no se detenga solo en la idea binaria y clásica de hombre y mujer. Todos tenemos los mismos derechos y los mismos deberes y, dentro de esta idea, cada uno es libre de hacer y ser lo que quiera.
Los docentes, en ese sentido, tienen que permitir que sus alumnos exploren sus vocaciones prejuzgando lo mínimo posible. Y si un alumno obtiene un logro sobresaliente, es preferible que se le reconozca el esfuerzo y la tenacidad antes que la inteligencia o la competencia. De este modo, apartamos la idea de que los logros no se obtienen con cualidades innatas asociadas al sexo, al cociente intelectual o cualquier otro rasgo que venga de serie, sino que hay una parte, tan o más importante, que se puede cultivar si se fomenta la confianza en uno mismo.
A pesar de que las mujeres son mayoría en las universidades, en carreras como Matemáticas o Ingeniería solo constituyen un 30%
En ‘Las chicas son de ciencias’ aparecen astrónomas, botánicas, neurólogas, etc. ¿Creéis que las jóvenes que lean este libro se animarán a dedicarse a estas profesiones?
No sabemos si con solo un libro seremos capaces de convencer a nadie de nada. Estaremos más que contentos si ponemos un granito de arena para que las chicas no caigan en estereotipos y se den cuenta de que son capaces de alcanzar cualquier meta que se propongan si realmente están vocacionalmente entregadas a ella.
¿Qué le diríais a una niña que quiere ser científica?
Que vaya a por ello. Que nadie la va a parar si tiene claro lo que quiere conseguir. En el camino habrá muchos obstáculos y giros inesperados, pero nadie te puede quitar tus propias ideas y tu propio convencimiento de hacia dónde quieres ir.
Además, las personas más interesantes suelen ser las que se salen de los caminos establecidos. Muchos de esos nuevos caminos permitirán que otros también los sigan. Siempre tiene que haber pioneros que cambien lo establecido.
Por último, un pequeño test. ¿Qué os sugieren las siguientes palabras?
- Igualdad: A lo que aspirar siempre
- Mujer: La mitad de la humanidad
- Ciencia: Un método altamente eficaz de acumular conocimiento para gestionar el mundo que confía más en las pruebas y las evidencias que en las opiniones personales.
- Educación: La manera más poderosa para liberarnos de cualquier tipo de cadena o venda en los ojos
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