viernes, 22 de febrero de 2019

La escuela rural como motor del cambio educativo

En educación, son muchos los que apuntan hacia Finlandia cuando el punto de mira lo tenemos en casa. Más concretamente en las escuelas rurales. Y es que dichas escuelas son motor del cambio educativo hacia una sociedad transformadora en la que tradición e innovación convergen sin disputas. Como ha dicho el docente Manu Velasco: “La innovación tiene corazón antiguo”; así que, no tener en cuenta esto sería faltar el respeto a grandes pedagogos como María Montessori, Reggio Emilia, o Giner de los Ríos, entre muchos otros.

Las posibilidades de la escuela rural

Este motor de cambio deriva hacia una gran variedad de beneficios como los que, a continuación, se indican:

Creación de aulas internivelares con ratios de aula no elevados

Permite observar como en el día a día, el proceso de enseñanza-aprendizaje se enriquece independientemente de la edad que tenga cada alumno, colaboran entre sí, aprenden unos de otros, se solidarizan… Es uno de los motivos por los cuales nos sentimos más orgullosos los maestros rurales, que ejercemos como guías en el arte de la enseñanza. Cuando enseñar es un arte, aprender es un placer.

Creación de aulas internivelares

Se potencian las metodologías activas

Este es el caso del Aprendizaje Basado en Proyectos, el Aprendizaje Basado en Juegos y  el Aprendizaje Cooperativo, entre otras muchas. En esta última quiero hacer un inciso y es que, como todo aprendizaje, se aprende más con el ejemplo que con lo que se dice. Es por ello que como docente debemos remar en una misma dirección, poner puntos en común, seguir una misma línea que genere un proyecto educativo definido y generar sinergias. Hacerlo excusándonos en faltas de apoyo sería renunciar al mejor recurso del que dispone la escuela: sus maestros y maestras.

Horarios más flexibles

Una de las ventajas de esta flexibilidad es que es posible construir aprendizajes globalizados. Existen numerosos casos en áreas tan importantes como la Música, la Educación Física y la Plástica que sirven de base para construir el resto de conocimientos, llevando así a la práctica aprendizajes más emocionales y significativos.

Aulas abierta

La escuela rural ayuda a crear aulas abiertas donde las familias tienen una gran implicación. Incluso, pueden participar otros agentes del municipio. Esta misma apertura de puertas permite interactuar con el entorno, escucharlo, sentirlo, disfrutarlo y, en consecuencia, actuar con el mismo.

alumnos trabajando en el campo

Inclusión y atención personalizada, favorecidas

Al disponer de un número reducido de alumnos, se trata de atender a la diversidad entendiéndola como aquella dificultad que tiene un estudiante como parte de su proceso de enseñanza- aprendizaje. De la misma manera, se favorecen sus potencialidades ya que se conoce al alumnado en todas sus dimensiones.

Una visión más amplia del aula

Extensible también al desarrollo psico evolutivo de cada niño y entendiéndole en toda su dimensión.

Los desafíos pendientes

La infancia da vida a un pueblo y si se cierra la escuela rural el pueblo muere. Por esta razón, tenemos grandes desafíos a los que hacer frente: somos los propios docentes – junto a las administraciones y los ayuntamientos- quienes debemos trabajar juntos para que no desaparezca la escuela rural. Ese apoyo debe ser entendido como una inversión para el municipio ya que estamos ante un modelo pedagógico con múltiples potencialidades que son transferibles a otros contextos educativos.

Por otro lado, entiendo que las escuelas deben ser por y para los niños. Hay que respetar, cuidar y valorar a los docentes que quieren transformar la escuela rural para transformar también la sociedad. Esta situación es perfectamente aplicable a otros centros que, de la misma manera, se encuentran en riesgo de desaparecer.

la escuela rural

Otro de los desafíos está relacionado con el conocimiento, el reconocimiento y la difusión de la escuela rural por parte de las universidades de Magisterio dentro de los planes de estudio. La gran mayoría del alumnado sale de la universidad desconociendo la idiosincrasia, la organización y el funcionamiento de la escuela rural, y esto genera una gran problemática. Así como la escasez de cursos de formación permanente al profesorado respecto al funcionamiento y organización del mismo. Digo esto, ya que, una vez dentro del cuerpo de maestros, bien como interino o como funcionario, existe la posibilidad de que en concurso de traslados se tenga la gran oportunidad de vivir una de las mejores experiencias como docente.

Como consecuencia de esta falta de formación nos encontramos ante una de las mayores dificultades: el periodo de adaptación al grupo y al centro. La adaptación se dificulta debido a que la organización es muy diferente a la de otros centros. Cuidar y proteger la escuela rural es tarea de todos ya que se contribuye de una manera muy significativa a la mejora de la calidad educativa. Por tanto, invito a los docentes en activo y a los futuros que vivan esta experiencia debido a su gran enriquecimiento tanto personal como profesional.

Manuel AndradesManuel Andrades Cordero es profesor de Educación Física en el CRA de Cabanillas de la Sierra (Madrid)

 

 

 

 

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