Oliver Borrego, profesor de Primaria en el CEIP Nuestra Señora de la Piedad, en Herrera del Pisuerga, Palencia, ha convertido su clase de Primaria en una verdadera escuela de magia para acercar a los niños el amor por la lectura y la capacidad de trabajo en equipo a través de este proyecto interdisciplinar. ¡Nos lo cuenta!
Todo comenzó en Navidad, cuando los alumnos de 4º de Primaria recibieron una carta de Hogwarts, diciendo que estaban invitados a la escuela de magia, y que debían llevar el ticket para el Express del 9 y ¾ que se incluía en la carta.
El primer día tras las vacaciones ya se palpa el nerviosismo incluso en la fila. La puerta de clase se había convertido en un muro, y el profesor (a partir de ahora, Dumbledore) decía que debían creer en la magia para poder pasar. El aula estaba decorada con velas suspendidas en el aire y el sombrero seleccionador les indicaría a qué casa pertenecerían durante el curso —así los grupos cooperativos tomaban forma—. Una vez divididos, debían inventarse un escudo, un nombre, una mascota y elegir dos colores. Con esta puesta en escena se consiguió una motivación innegable.
Entre otras actividades, se leyó el primer libro de la saga ‘La piedra filosofal’, y se realizaron diversos proyectos con la temática de Harry Potter y de la magia en general. Por ejemplo, se utilizó ClassDojo para computar los puntos que, tanto individualmente como por equipos, se iban consiguiendo. Estos puntos tenían una importancia clave, ya que permitían acceder a premios/consecuencias como una varita mágica, cromos de magos/brujas, una caja de ranitas de chocolate… Los premios siempre solían coincidir con su aparición en la lectura del libro.
Objetivo: fomentar la lectura
La lectura se convirtió en nuestra principal tarea, ya fuera en casa, por parejas en el colegio o en voz alta por parte del profesor, siempre aprovechábamos la asamblea matutina para ponernos al día con lo que acabábamos de leer y debatir un poco. Cuando acabábamos un capítulo, hacíamos un resumen y contestábamos a algunas preguntas clave. Y, ligado a la lectura, comenzaron a llegar los primeros retos de Hogwarts, basados en las directrices del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). Uno de ellos fue cómo crear una poción de fuego a través de las reacciones químicas y la medición de volúmenes, el cual se puede ver en el blog Maestro Errante.
A los retos también se unieron otros profesores de Hogwarts. Por ejemplo, en Música, tuvimos que conseguir tocar la melodía de la BSO de la película con metalófnos y xilófonos. Esta prueba era vital para conseguir dormir al perro de las tres cabezas que nos impedía subir a la tercera planta del colegio.
Por otro lado, en Educación Física, coincidiendo con la lectura del capítulo 10 del libro, aprendieron a jugar al ‘Quidditch’, el deporte de los magos y las brujas. Para ello, necesitaban escobas voladoras y mucha imaginación.
Y, por último, también el profesor de Arte, ahora conocido como el profesor de Artes Oscuras, ayudó a los alumnos a crear su propia varita mágica. Cada día se creó algo nuevo, algo que les hacía acercarse más a la magia. Y es que cada día estaban más enganchados al libro, ¡a la lectura! El proyecto completo se puede ver en su blog.
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