jueves, 5 de diciembre de 2019

“Los estudiantes seguros de sí mismos no sentirán la tentación de abandonar”

Las vivencias durante sus años de formación han servido de inspiración al docente Juan M. Aguado para escribir su primera novela: ‘La flor del dojo’, publicada por la editorial Círculo Rojo. En ella, los protagonistas se enfrentan a situaciones de acoso escolar que superan gracias a la práctica de artes marciales; una actividad que les ayuda a aumentar su autoestima. De hecho, para él es esencial: los estudiantes seguros de sí mismos no sentirán la tentación de abandonar, podrán afrontar cualquier reto que se les presente y sabrán sobreponerse al fracaso. No es el único tema que trata en sus páginas, en las que también quedan reflejadas la amistad verdadera, la igualdad e, incluso, la homosexualidad.

Pregunta: ¿Cómo ha inspirado tu experiencia educativa esta novela?

Respuesta: Lo que viví durante mi etapa escolar está impregnado en cada página de este libro. Me gustaba ir al colegio, aprobaba todo con facilidad y era un buen estudiante. Incluso me llevaron a concursos de estudiantes por los buenos resultados que tenía. Todo cambió en Secundaria: me sentía incómodo en el centro escolar, me costaba entablar relación con los demás compañeros, sufrí episodios de acoso y empecé a ver la educación y la asistencia al colegio como algo negativo.

P: ¿Cómo te afectaron los episodios de bullying?

R: En muchas ocasiones, la gente que sufre este problema prefiere no hablarlo en el centro escolar ni en casa. Bien por miedo a represalias de aquellos que te están acosando precisamente o también, como en mi caso, porque me costaba asumir quién era y no quería que trascendiera más allá del ámbito escolar. Al final, es una situación que muchas veces se sufre en silencio y repercute negativamente en tu comportamiento, en tus notas y en tu rendimiento en general.

Los adultos no solemos pensar que esas conductas son señales de los jóvenes: son cosas de la edad, la rebeldía de la adolescencia, como se suele decir. Por eso creo firmemente en quitar las etiquetas dentro del centro escolar e intentar profundizar en el comportamiento de los alumnos ya que, casi siempre, un mal comportamiento se debe a algo más profundo que tenemos que saber analizar los que nos movemos en este ámbito.

P: ¿Qué conlleva para un adolescente sufrir acoso?

R: Recuerdo mucha tristeza y soledad, sobre todo los dos primeros años de ESO. ¡No tenía ni un solo amigo! A nivel académico, bajé el rendimiento tanto que me llevó a repetir curso y finalmente a dejar de estudiar, porque no me sentía para nada perteneciente a la comunidad educativa. Fue una decisión propia de aislamiento personal. Sin embargo, no todo fue malo. Por suerte, las amistades que surgen cuando estás sumido en una situación así suelen ser de las buenas y sinceras. En este caso, mis amigas de aquella época fueron mi pilar para no derrumbarme.

P: La novela está inspirada en el mundo del karate. ¿Cómo te ayudó?

R: Después de abandonar el instituto tras el primer curso de Bachillerato, empecé a trabajar. Pensé que ya había dejado todas malas experiencias atrás, pero nada más lejos de la realidad. Tendemos a pensar que son situaciones que solamente ocurren en el ámbito escolar, pero nos equivocamos, pues están en todos los estratos de la sociedad. En mi situación personal, tras aguantar más burlas de compañeros de trabajo e incluso tras un intento de agresión homófoba, decidí que quería cambiar y, aunque ahora me suena infantil, hacerme más fuerte.

Entonces empecé a practicar karate. Por primera vez me sentí integrado en un grupo. Allí íbamos todo a lo mismo, a entrenar y ya está. Me encontré con el respeto de mi maestro y compañeros, e hice buenos amigos: era un ambiente muy abierto y acogedor. Además, empecé a ganar seguridad en mí mismo, subió mi autoestima y poco a poco me fue preocupando menos el qué opinaran los demás. Superar barreras a diario, físicas y mentales, te ayuda a crecer como persona y a valorarte positivamente. Cambias casi sin darte cuenta el pensamiento de “no puedo hacerlo” a “puedo conseguirlo todo”. Lo tuve claro tras superar un par de logros personales.

La flor del dojo, estudiantes seguros

P: ¿Cómo pueden las artes marciales ayudar a superar el fracaso escolar?

R: Después de años de practicar karate conseguí asumir mi propia identidad y, sobre todo, mejorar mi autoestima: comprendí que podía seguir estudiando sin problema. Había creado un bloqueo mental que me hacía creer que era incapaz de ser buen estudiante, pero cuando miraba todo lo que había conseguido en el mundo del karate, las metas y barreras superadas, me sentí motivado para volver a los libros también.

Así que estudié, hice las pruebas de Selectividad y seguí formándome. Primero, en Informática. Luego, hice Magisterio: he pasado de odiar el sistema educativo a querer forma parte de él como maestro. En mis proyectos para Primaria, trabajar la autoestima de los alumnos es lo más importante sin importar la materia que impartas. Los estudiantes seguros de sí mismos no sentirán la tentación de abandonar, podrán afrontar cualquier reto que se les presente y, aunque fracasen en alguna ocasión, se sabrán sobreponer y continuar. Del fracaso se aprende.

P: ¿Cómo se enlazan realidad y ficción en la novela?

‘La flor del dojo’ no deja de ser una novela de ficción. Habla mucho de las emociones, de la derrota y de cómo afrontarla. Tiene muchos de mis sentimientos de aquellos años, vividos por sus dos protagonistas, que afrontan paso a paso todas las adversidades que se les van presentando. Quería que, de alguna forma, esto motivara a la gente a ver que siempre se puede salir adelante y supongo que elegí el mundo del karate porque es el que mejor conozco y porque fue el que me ayudó en mi experiencia personal. En principio, cualquier arte marcial está basada en unos valores de respeto, humildad, compañerismo, etc. Sobre todo, las que provienen de Japón.

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