Las rutinas de pensamiento son formas de ordenar las ideas y los conocimientos con múltiples utilidades: organizar opiniones, designar grupos, jerarquizar los pensamientos, adaptar el estudio o el repaso para dar mayor prioridad a los conocimientos que peor se manejan… Con esta serie de propuestas, el alumnado podrá trabajar de una manera más dinámica y organizada, tanto en grupo como individualmente.
Los puntos cardinales
Consiste en organizar a la clase en los cuatro puntos cardinales, para determinar su opinión con respecto a un tema o para valorar el grado de conocimientos que se tiene sobre algo. Cada uno de los puntos tiene asignado un significado: el Sur indica total conformidad con la idea expuesta, el Norte significa total desacuerdo con ella, el Este puede ser un ‘no lo sé, pero creo que sí’, y el Oeste ‘no lo sé, pero creo que no’. De esta forma, se puede organizar a los alumnos en diferentes grupos y al mismo tiempo dar validación a sus diferentes puntos de vista.
El semáforo
Esta rutina resulta útil para organizar las ideas y los contenidos de las asignaturas, en función del grado de conocimientos que se tenga sobre ellos. En color verde, se marcará todo aquello que se domine con soltura y que no suponga un problema. En amarillo, irá todo el contenido que se conozca más o menos bien, pero que genere duda en algunas ocasiones y que deba reforzarse para que pueda pasar a verde, y en color rojo, se situará todo aquello que no se sepa, no se maneje, suponga problemas o esté pendiente de aprender. De este modo, el alumnado puede tener una mejor percepción de sus conocimientos, que les ayude a dar prioridad a las cosas que llevan peor y así optimizar su tiempo de estudio.
3,2,1, puente
Antes y después de la lección, el alumnado deberá escribir tres preguntas, dos ideas y una metáfora sobre el tema que se esté tratando. Una vez terminado este proceso, todos los estudiantes pondrán en común lo que han escrito y, en pequeños grupos, se realizarán actividades relacionadas con la lección, con el objetivo de encontrar nuevas direcciones de pensamiento. Tras esta fase, los alumnos rellenarán la tabla del 3,2,1 de nuevo y comprobarán cómo ha cambiado su pensamiento desde el inicio.
Veo / pienso / me pregunto
El alumnado observará una imagen durante un breve periodo de tiempo, y deberán responder a la pregunta: ¿qué es lo que ves? Tras ello, el profesor preguntará a los estudiantes qué es lo que piensan sobre la imagen y qué preguntas o dudas les surgen al mirarla. De manera colectiva, los alumnos expondrán sus dudas y visiones comenzando las frases con ‘yo veo’, ‘yo pienso’, ‘yo me pregunto’ para contrastar sus pensamientos y visiones con las de sus compañeros. Este proceso fomenta el trabajo en grupo y el desarrollo de ideas, hasta llegar a un consenso común con el que todos estén satisfechos.
Hotspots
Para trabajar esta dinámica en el aula se debe plantear a los alumnos un tema. Por ejemplo: ¿es redonda la Tierra?, ¿el Sol gira alrededor de la Tierra?) para que los estudiantes escriban sus opiniones y puntos de vista al respecto en pequeños papeles o post-it. A continuación, estas ideas se dividirán en función de lo cerca que estén de la realidad y de su importancia: aquellas que sean vitales se situarán en el centro, acompañadas de aquellas que se puedan considerar verdades, y más alejadas del punto central se encontrarán aquellas que, de acuerdo con el consenso colectivo de los alumnos y el profesor, no sean ciertas. Esta rutina consigue que todo el pensamiento de los alumnos tenga visibilidad y ayuda a llegar a puntos comunes entre todos.
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