miércoles, 11 de marzo de 2020

La igualdad comienza en el patio de colegio

Educamos a las niñas y a los niños de forma diferente sin ser apenas conscientes. Otras veces, somos conscientes y creemos que es inofensivo. Pero tenemos que asumir que nada es inofensivo, de hecho, todo suma en la construcción del género y de los estereotipos. Todo suma para conseguir la igualdad.

Cada diferenciación les trasmite a las niñas y a los niños que están en planos distintos de la sociedad: ellos tienen los privilegios que ellas no tienen y desde la infancia, cada detalle se lo recuerda. En muchas escuelas infantiles se divide a las niñas y a los niños para juegos, dinámicas o asambleas. También en los patios. Algunos centros incluso tienen uniformes diferentes para ellas (con faldas para impedir que se puedan mover con libertad) y para ellos (con pantalones, para que puedan moverse libremente). 

Falta de referentes para la igualdad

Cuando estudian Arte conocen a Van Gogh, Picasso, Velázquez o Klimt. En Ciencias y Matemáticas conocen a Einstein, Newton, Pitágoras o Darwin. Cuando estudian Literatura descubren a Baroja, Galdós, Lope de Vega o Cervantes. Ellos están ampliamente representados en el mundo del conocimiento ya que sus referentes son hombres poderosos que han hecho importantes contribuciones en todas las disciplinas. 

educación e igualdad

Sin embargo, ellas se ven reflejadas en las mujeres que están a su alrededor, que generalmente son cuidadoras: su madre, su doctora… pero fuera del área de cuidados y, a excepción de su profesora, en el colegio no tienen a nadie más. El lenguaje que se utiliza tampoco las nombra, y cuando, por ejemplo, dicen: “niños, al patio”, dudan de si están incluidas o no. Todas estas desigualdades les trasmiten a los niños cuál es su lugar en el mundo: un lugar de poder y privilegios.

Un espacio diferente 

Diferentes estudios han demostrado que los niños ocupan, además, más espacio que las niñas. En el colegio no solo ocupan más espacio físico al conquistar el aula al completo cuando se levantan para realizar cualquier acción y, por ejemplo, se pasean para ir a sacar punta al lápiz, sino que también ocupan más espacio verbal: a los niños se les da más la palabra en clase y estos utilizan un tono más alto para hablar. 

«Cada diferenciación les trasmite a las niñas y a los niños que están en planos distintos de la sociedad»

Cuando niñas y niños comparten espacios, ellos suelen invadir el espacio ajeno y ellas suelen cederlo pacíficamente, casi de forma inconsciente. Si nos acercamos a los patios de los colegios, la desigualdad es alarmante: normalmente los niños conquistan todo el espacio central jugando a la pelota mientras que las niñas se conforman jugando en los laterales a la comba o a juegos simbólicos. A medida que la edad del alumnado crece, cada vez ellos ocupan más espacio y ellas menos, y durante la adolescencia suelen acabar sentadas en los bancos hablando entre ellas mientras que ellos juegan al fútbol ocupando todo el espacio central.

Todo se puede cambiar

Este reparto desigual de los espacios se puede revertir. Existen colegios que han tomado medidas en los patios para hacerlos más inclusivos: se han eliminado las canchas de fútbol y baloncesto, se han organizado torneos de combas, capoeira, un rocódromo, atletismo, baile o yoga, y gracias a estas medidas, han visto como se han reducido considerablemente los conflictos. De este modo, las niñas y los niños que no participaban antes en el fútbol hacen más deporte y se relacionan más entre sí, y la convivencia entre niñas y niños ha mejorado interactuando más. 

«Cuando niñas y niños comparten espacios, ellos suelen invadir el espacio ajeno y ellas suelen cederlo pacíficamente, casi de forma inconsciente»

En las aulas se pueden organizar debates donde se cronometre el tiempo de palabra, se pueden hacer cuotas para que la representación de niñas y niños en determinados eventos sea igualitario, se pueden desenterrar a todas las mujeres que han hecho importantes aportaciones a las diferentes áreas del conocimiento, y se puede hablar con lenguaje inclusivo: niñas y niños. También se debe contar la historia del feminismo en asignaturas como Literatura, Historia o Filosofía, ya que nos encontramos con un movimiento de más de tres siglos de historia que ha causado logros y éxitos importantes en las mujeres de casi todo el mundo.

«Debemos enseñar a los niños a escuchar activamente, ser generosos, empáticos, asertivos, cuidadores y a responsabilizarse del trabajo doméstico»

Debemos enseñar a los niños a escuchar activamente, ser generosos, empáticos, asertivos, cuidadores y a responsabilizarse del trabajo doméstico. Deben aprender a respetar el espacio y las decisiones de las niñas y mujeres. Pero, sobre todo, es prioritario que para que todas estas cosas sucedan, la sociedad en pleno tome conciencia, algo que difícilmente ocurrirá si continúa legitimada la explotación de la mujer en la prostitución, la pornografía o los vientres de alquiler. No existirá una sociedad feminista mientras las mujeres puedan ser explotadas, y eso quizás es algo que también se puede enseñar en la escuela.

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