Conscientes de la importancia de una educación en igualdad en la que no existan diferencias por cuestiones de género y aprovechando que el 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, EDUCACIÓN 3.0 reunió a un grupo de mujeres pertenecientes al ámbito educativo en el III Encuentro EDUCACIÓN 3.0 ‘Mujer y educación: aprender en igualdad’. Se trata del tercero de los encuentros realizados hasta la fecha, un novedoso y pionero espacio de debate y reflexión sobre los más variados temas de interés para la comunidad educativa. Los dos anteriores fueron ‘El aprendizaje STEAM en el aula’ y ‘Retos del sector editorial para una educación innovadora’.
Celebrado en la Zona from Facebook de Madrid, este tercer encuentro contó con la participación de Arancha Pablos, jefa de contenidos educativos del ámbito lingüístico de Edelvives; Luz Martínez, psicopedagoga y responsable del área de Igualdad de la Federación de Servicios Públicos de UGT; Ana Rico, profesora de Educación Plástica y Visual en ESO y Dibujo técnico en Bachillerato en el Colegio Base de Madrid; y Alicia de Blas, maestra de Primaria en el CEIP Padre Garralda (Villanueva de la Cañada, Madrid).
Igualdad y estereotipos en educación: mucho por hacer
Laura Pajuelo, redactora jefe online de EDUCACIÓN 3.0, fue la encargada de moderar el coloquio, que inició lanzando la pregunta de si en la actualidad existen diferencias entre la educación que se da en aulas y hogares a niños y niñas. Las participantes coincidieron al afirmar que la igualdad educativa aún está lejos de ser una realidad. “En la superficie hemos conseguido que se normalicen cosas y que la escuela sea más inclusiva, pero la igualdad requiere de una perspectiva sistémica: debe implicar a la escuela, la familia, el barrio… Nos haríamos un flaco favor si dijéramos que estamos en unos niveles de igualdad aceptables”, afirmó Arancha Pablos (Edelvives).
Y esta falta de igualdad se sigue dando en múltiples aspectos: desde la elección de las extraescolares hasta la propia actitud de los docentes o el diferente trato a alumnos o alumnas. Así lo cree Ana Rico (Colegio Base): “Aunque a priori los procesos de aprendizaje son los mismos, los valores que el profesorado transmite al alumnado también influyen cuando se trata de educar en igualdad. Esto se traduce, por ejemplo, en el tono de voz que utilizamos con un niño o una niña; parece que con los niños tenemos que ser más severos. Estamos condicionados sin darnos cuenta”.
Luz Martínez (UGT) fue un paso más allá al destacar que este problema es más palpable en el momento en el que los chicos y las chicas tienen que decidir su futuro profesional. “Es cierto que las mujeres hemos dado el salto y comenzado a entrar más en las carreras científicas y técnicas, pero los chicos siguen sin estar en áreas de conocimiento que consideran más feminizadas como Servicios Sociales, Educación Infantil o Psicología”.
Los referentes: el antídoto para acabar con la desigualdad
Es precisamente este futuro profesional que señaló la representante de UGT y los estereotipos asociados a la educación, los que pueden llegar a provocar que tanto niños como niñas lleguen a pensar que los hombres están más dotados para desempeñar materias como robótica y programación. Así lo corroboró precisamente un estudio realizado con niños y niñas de seis años en la Universidad de Washington, que concluía que la consecuencia de este prejuicio es una disminución en la motivación femenina por las carreras y materias STEM. ¿Cuál puede ser la causa de que a las niñas sigan sin atraerles la informática, la programación o la robótica? Para las expertas hay un motivo claro: la falta de referentes.
“A las niñas les cuesta identificarse. Piensan que son menos habilidosas porque tienen pocos ejemplos en los que apoyarse. Y no es cuestión de que mis alumnas se matriculen en carreras relacionadas con las STEAM, si no les gustan; quiero que sean libres y decidan. Pero que tengan la oportunidad”, señaló Alicia de Blas (CEIP Padre Garralda). La representante de Edelvives mostró su total acuerdo con esta afirmación: “No hay que obsesionarse con que todas las chicas sean científicas, sino con que tengan los referentes y las oportunidades suficientes para llegar hasta ahí. En el sector editorial ya nos hemos preocupado de que las mujeres se integren en los libros de texto. Y las docentes, a través de la formación y el conocimiento de estas materias, también pueden convertirse en referentes”.
Además de un mayor número de referentes para las niñas, Luz Martínez (UGT) subrayó la necesidad de una escuela más abierta y libre, en la que se experimente con metodologías que faciliten el poder de decisión de los niños y de las niñas: “El trabajo por proyectos les da la facilidad de investigar nuevas áreas y espacios, además de elegir con libertad sin estar condicionados por los roles”.
La importancia de una educación en valores
Así, y para que estos elementos funcionen, falta algo más: la educación en valores. Un aspecto que las participantes consideraron fundamental: tiene que ser transversal en todo el ámbito educativo. “Es clave que se trabaje en todas las materias. Es vital para la resolución de conflictos, pero también para la autorregulación emocional. Que las niñas sepan que se pueden enfadar y marcar unos límites muy claros, y que los niños sean capaces de desarrollar empatía”, indicó Alicia de Blas (CEIP Padre Garralda), que destacó cómo los contenidos que tienen a su alcance (canciones que fomentan la violencia o algunos tipos de videojuegos) los aleja de la realidad, los deshumanizan.
Pero, ¿de qué forma se puede trabajar en el aula? Ana Rico (Colegio Base) subrayó la importancia de las tutorías: “Los valores se trabajan mucho en tutorías aunque se pueden tratan en cualquier materia y para resolver cualquier conflicto. Por ejemplo, a unas niñas le quitan el balón porque le han dicho que juegan mal al fútbol. El problema se puede abarcar en una tutoría preparada, pero también se debe trabajar buscando referentes en el deporte”.
La mujer en el ámbito laboral
¿Qué ocurre con la mujer cuando llega al mercado laboral? La redactora jefe de EDUCACIÓN 3.0 ofreció algunas cifras relevantes: según el Ministerio de Educación y Formación Profesional, el 51,9% de las mujeres de 25 a 29 años ha finalizado estudios superiores; una cifra un 11% superior a la de los hombres. Pese a ello, y según datos del mismo estudio, el mercado laboral sigue masculinizado y las tasas de empleabilidad son peores para las mujeres en esas mismas edades y en todos los niveles de formación. Y, como comentaron las participantes en el encuentro, hay varios motivos que explican estos datos: la confianza que tienen las mujeres en su propio valor, su lugar en la sociedad o el sistema laboral en sí.
Para evitarlo, las docentes invitadas destacaron que desde edades tempranas se está trabajando para que las niñas desarrollen todo tipo de destrezas relacionadas con su futuro laboral, principalmente, en lo que a confianza se refiere. Sin embargo y a pesar de estos esfuerzos, es a partir de Primaria cuando todavía comienzan a verse las diferencias con respecto a la actitud de los niños. “A partir de 4º de Primaria las niñas se quedan más bloqueadas, tienen más miedo a equivocarse. Ese es el principio del síndrome de impostora o intrusa en las empresas. No se acaban de creer merecedoras de ese puesto”, afirmó Alicia de Blas (CEIP Padre Garralda).
Además, menos mujeres llegan a puestos directivos, en los que la presencia femenina en España se sitúa en el 30%, según el informe ‘Women In Business’ elaborado por la consultora Grant Thornton. “Las mujeres hemos salido de casa y hemos entrado en un mercado laboral que los hombres han manejado durante mucho tiempo y que no se ha adaptado a aspectos de la vida como los cuidados u otros modos de trabajar”, destacó Luz Martínez (UGT).
Una cuestión que tiene que trabajarse desde la escuela, tal y como sostuvo Alicia de Blas (CEIP Padre Garralda): “En las empresas siguen pesando los cuidados que sostienen la vida, que son invisibles y realizados mayoritariamente por mujeres. Las escuelas tienen que visibilizarlos y dejar de lado el enfoque de que las amas de casa son población inactiva; algo que todavía aparece en los libros de texto”, manifestó.
La representante de UGT también puso sobre la mesa la todavía mayoritaria presencia de los hombres en los procesos de selección para puestos de relevancia y cómo también influyen las redes informales de comunicación en una empresa (compartir tiempo de ocio con los compañeros) y en las que las mujeres siguen sin estar: “En las redes informales que es donde se mueve la comunicación y se construyen relaciones de confianza y empatía, las mujeres no están porque después del trabajo siguen con la tarea de los cuidados. No basta con que estemos, sino que hay que pensar cómo estamos”.
De ahí que también sean importantes los planes de igualdad en las empresas o planes de mentoring para niñas: una estrategia mediante la que una persona con experiencia ayuda a trabajadoras o a las estudiantes a desarrollar sus habilidades y conocimientos, de tal manera que mejora su crecimiento personal y profesional. “En definitiva, toda la sociedad debe comprometerse para conseguir la igualdad, también los hombres. Si pensamos que todo lo estamos haciendo bien se nos pasan por alto muchos detalles que son muy importantes. Es necesario empoderar a las niñas, darles toda la fuerza y herramientas, pero también poner atención a cómo hay que ser niño, padre o jefe, porque si no los caminos no se podrán encontrar y no se va a conseguir la igualdad”, concluyó Arancha Pablos (Edelvives).
A continuación puedes escuchar el podcast completo:
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