En la actualidad, disponemos de un amplio conjunto de estrategias que buscan provocar aprendizajes adecuados a las necesidades de los aprendices del siglo que habitamos. Son las llamadas metodologías activas, como el Aprendizaje basado en problemas. Tienen ciertos rasgos que las conectan y describen un escenario novedoso en el que los docentes innovadores construyen de forma crítica su día a día en las aulas. Sin duda es esta actitud crítica la que está dibujando una auténtica revolución educativa; más allá de las estrategias que se ponen en sus manos.
Algunas de las características más interesantes que reúnen el conjunto de estrategias basadas en proyectos, tienen que ver con la construcción del diseño educativo en torno al aprendiz. Sus necesidades, su propio entorno y el papel que juega en su particular aventura de aprender.
De una visión “industrial” del aprendizaje –en la que los contenidos están secuenciados en orden lógico, diseccionados en áreas de conocimiento y secuenciados en función de su dificultad-, hemos pasado a una visión “narrativa” del aprendizaje. Hoy sabemos que el ser humano aprende gracias a las historias que habita. Aprendemos porque vivimos aventuras que nos interrogan sobre nuestra realidad, el entorno que nos rodea y la necesidad de actuar sobre él.
Este enfoque basado en proyectos de aprendizaje es común en distintas estrategias como el Aprendizaje Basado en Proyectos, Retos, Design Thinking, etc. En esta ocasión nos ocupamos del Aprendizaje Basado en Problemas.
El elemento diferenciador del aprendizaje basado en problemas (ABp) respecto del aprendizaje basado en proyectos (ABP) es que el primero se centra especialmente en el proceso del aprendizaje mientras que el segundo exige que éste tenga consecuencias comprometidas con la realidad: el producto o acción final. Por lo tanto, debemos entender que ambos se mueven en un mismo enfoque metodológico que debe ser empleado por los docentes de forma inteligente dependiendo del contexto concreto en el que desarrollan su labor educativa.
Un proceso con el trabajo colaborativo como protagonista
- Habla del alumno y el desarrollo de sus competencias (hacer en la realidad): Un problema solo conseguirá generar aprendizajes auténticos en la medida que el alumno pueda reconocerlo en su realidad concreta. De nada servirá proponer preguntas o retos especialmente ingeniosos al alumno si estos suponen problemas a resolver que en nada les permite mejorar su realidad cotidiana o entenderla mejor. No olvidemos que los enfoques basados en proyectos –como es el aprendizaje basado en problemas- pretenden desarrollar habilidades prácticas en el alumno.
- Redefine el papel del docente y el aprendiz: Resolver un problema no puede suponer reproducir un modelo de enseñanza-aprendizaje en el que el docente dice “paso a paso” lo que el alumno debe hacer. El desafío tiene que permitir al alumno empoderarse del proceso que lleva a su resolución. Y el docente debe situarse como el ‘mentor’ que le acompaña en el mismo.
- Es una tarea colectiva: Aprendemos mejor juntos que en solitario. Un desafío encarado en grupo es más sencillo de resolver y entrena habilidades valiosas en el mundo que habitamos. Los problemas deben permitir el trabajo colaborativo
- Se centra en el proceso (más que en el producto: evaluación auténtica): Como he comentado –a diferencia del modelo basado en proyectos- el aprendizaje basado en problemas se centra en el proceso de investigación y búsqueda de resolución de un desafío planteado. En este escenario de aprendizaje la evaluación en la piedra angular. Es necesario dotar de herramientas de evaluación constante y formativa: la evaluación auténtica que protagonizan recursos como el portafolios del aprendizaje, la autoevaluación, la co-evaluación etc.
- El escenario del aprendizaje rompe la barreras de lo formal (en espacio, tiempo, recursos y agentes de aprendizaje): Es deseable que el aprendizaje sea una experiencia que rompe las barreras del espacio escolar e incorpora a las familias, los agentes comunitarios, los barrios y el entorno en general. También estos deben ser verdaderos recursos para la resolución de problemas. Buscar en la realidad es más interesante que hacerlo en los ‘manuales’ de clase. También es seguro que a esta labor pueden contribuir tantas personas como quieran participar en la experiencia de aprendizaje: familias, otros centros, vecinos, etc.
El modelo de aprendizaje basado en problemas (ABp) es un sencillo recurso que puedes utilizar en tu aula para viajar desde un enfoque de la enseñanza que no te convence hacia un modelo basado en proyectos. Recuerda que solo aprendemos lo que emociona. Y solo es posible emocionarse si lo que aprendemos habla de nosotros mismos.
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