Familias, docentes, orientadores educativos y profesionales de la salud tienen la posibilidad de identificar las necesidades y dificultades de aprendizaje de niños y adolescentes gracias a Dide: en nuestro país, Grupo Edelvives se ha convertido en su distribuidor oficial exclusivo tras el acuerdo de colaboración que han alcanzado ambas partes.
El objetivo de la editorial es que ningún estudiante quede excluido de la valoración de sus necesidades para que, de este modo, su aprendizaje pueda mejorar gracias a recursos pedagógicos personalizables en función de sus necesidades. Además, de contribuir a su bienestar y el de sus familias. Como señala Alejandro Cebrián, director de Operaciones de Grupo Edelvives: “Cuando hablamos de educación, parece que solo se piensa en los contenidos curriculares y que se desatienden otros aspectos como las habilidades, las capacidades o las emociones, que no deben pasar a un segundo plano”.
35 indicadores a estudio
En concreto, Dide detecta de forma precoz no solo las dificultades educativas en menores entre 2 y 18 años relacionadas con su aprendizaje, desarrollo, emocional y comportamiento, sino también sus potencialidades hasta completar un total de 35 indicadores que posteriormente ayudan a proporcionar un perfil del estudiante. Algunos de estos marcadores son: la nutrición, la autoestima, la atención e impulsividad, la dificultad en la gestión de la ira, la predisposición a capacidades avanzadas, la desadaptación escolar y familiar, el uso de las nuevas tecnologías… Para ello, estos 35 indicadores se han dividido en tres grupos que son Educación y aprendizaje, Desarrollo y social y Emoción y comportamiento.
Psicopedagogos, pedagogos, psicólogos y logopedas son algunos de los profesionales que han participado en la creación de esta herramienta online. “Al facilitar una visión global de este perfil, nos ayuda a detectar tempranamente fortalezas, dificultades y necesidades”, argumenta Alberto Ramírez, CEO del Grupo VS y fundador de Dide.
Con informes y pautas de orientación
La utilización de Dide resulta sencilla. El primer paso consiste en un registro en el que hay que introducir el nombre y la edad del menor para luego seleccionar los indicadores que van a ser evaluados. A continuación, el sistema propone un cuestionario e invita a responder hasta a ocho familiares o profesores que quieran participar.
Tras recibir las respuestas, Dide elabora un informe con los resultados en el que se incluyen asimismo pautas de orientación para el estudiante. “Es un análisis 360º que pone en el eje central al menor y que ayuda a obtener información sobre aspectos significativos de su aprendizaje, desarrollo, relacionales sociales y comportamiento”, añade Ramírez.
La importancia de prevenir posibles problemas educativos
Contar con un perfil de desarrollo de los alumnos desde edades muy tempranas, a partir de los dos años, que muestre tanto sus potencialidades como debilidades es muy importante. ¿La razón? Que este “mapa de características va a facilitar la intervención humana y ayudará a prevenir problemas educativos antes de que se hagan evidentes y manifiestos”, argumenta Manuel Antonio Fernández, neuropediatra y fundador y director del Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica (INANP).
Este especialista recuerda, por otro lado, que durante los primeros años de vida es cuando el sistema nervioso tiene un mayor potencial de desarrollo y capacidad para compensar las posibles dificultades con las que se encuentra. Por lo tanto, esta detección precoz es “fundamental para el buen porvenir de los niños con dificultades”, matiza. Asimismo, apunta que a esas edades los padres suelen ser los primeros en identificar las primeras anomalías y que por lo tanto los profesionales deben estar atentos y tomar en serio la percepción de las familias. “Con demasiada frecuencia se ven casos en los que las sospechas de los padres no fueron atendidas y acabaron sin la atención necesaria para ayudar a los chicos”, concluye.
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