Probablemente la palabra cambio sea una de las que mejor definen y sintetizan la etapa adolescente. En la adolescencia, la construcción de la identidad es un proceso que marca a cualquier adolescente y del cual se pueden derivar conflictos personales, familiares, sociales o académicos.
Daniel J. Siegel, en su libro ‘Tormenta cerebral. El poder y el propósito del cerebro adolescente’, resume esta etapa así: “La adolescencia no es un período de ‘locura’ o de ‘inmadurez’. Es un tiempo esencial de intensidad emocional, implicación social y creatividad. Esta es la esencia de lo que ‘tendríamos’ que ser, de lo que somos capaces de ser, y de lo que necesitamos como individuos y como familia humana”.
La adolescencia: la etapa más creativa
En este libro, expone una serie de argumentos científicos para explicar por qué los cambios cerebrales de la adolescencia suponen al mismo tiempo riesgos y oportunidades y cómo podemos dejar a un lado los mitos sobre ella para pasar a verla como la etapa más vital y creativa de cualquier persona a lo largo de su vida.
Añado aquí una pequeña reflexión sobre qué aprendizajes podrían ser útiles en la adolescencia, qué preguntas pueden tener sentido para un adolescente: ¿Por qué soy tan impulsivo y me resulta tan difícil controlarme? ¿Por qué mi autoestima sube y baja como una especie de noria emocional? ¿Por qué la opinión de los demás me resulta tan importante? ¿Por qué todo me aburre? ¿Por qué necesito saltarme las normas y llevar la contraria?
Disciplinas como la psicología, el coaching o la neurociencia tienen respuestas a estas preguntas. Respuestas sobre los cambios que se están produciendo en su cerebro, sobre la función de las emociones y cómo pueden utilizarlas a su favor e integrarlas en su día a día sin necesidad de explotar o reprimirlas, respuestas sobre la necesidad de independencia y libertad en esta etapa vital o sobre la necesidad de conexión e implicación social. Estos, sin duda, son aprendizajes que les resultarían muy útiles para comprenderse mejor, adaptarse, aceptarse y superarse en esta etapa tan desconcertante como estimulante.
Asignatura pendiente en la educación
Lógicamente esta idea dista mucho de la realidad en las aulas, pero tenemos evidencias suficientes como para replantearnos acompañar a los alumnos de esta etapa, para que puedan convertir esas dificultades en oportunidades de crecimiento, acompañarles en la construcción de una identidad coherente con lo que realmente son.
Y para ese proceso de acompañamiento, los profesores necesitan conocimientos y recursos de inteligencia emocional, neurociencia, motivación, comunicación efectiva, metodologías activas de aprendizaje, incluso herramientas de diseño para crear materiales llamativos y atractivos para el alumno.
El docente: ¿un coach?
Los cambios que ya se están dando en el rol del docente cada vez le acercan más a la figura del coach en el sentido de acompañar y guiar al alumno durante el proceso de aprendizaje, de facilitar experiencias de aprendizaje, en lugar de volcar contenidos en la mente del alumno, que después este tendrá que reproducir. El coaching es precisamente un proceso de acompañamiento para gestionar los cambios necesarios a nivel de pensamiento, a nivel emocional o a nivel de comportamiento, que el alumno necesite para desarrollar su talento, para construir una identidad coherente y sólida, para vivir con dirección, sentido y propósito, para crear relaciones sanas y significativas y, por supuesto, para conocerse a sí mismo.
Crecimiento personal, habilidades blandas, competencias transversales… algunas de ellas ya tienen tiempo en el currículo escolar, pero sin un espacio concreto en la programación. Por ello siguen siendo asignaturas pendientes a las que el sistema educativo debe comenzar a hacer espacio.
Beneficios del coaching en la adolescencia
El coaching como método ayudaría a convertir todos esos cambios que se viven desde el conflicto, en cambios evolutivos, mediante procesos de descubrimiento y exploración de respuestas y habilidades escondidas, invisibles, que ya están en el alumno pero hay que ayudarle a descubrirlas, hacerlas conscientes y desarrollarlas.
Y es que la palabra cambio también es, en definitiva, el significado y fin último de un proceso de coaching. Un coach te acompaña desde donde estás ahora hasta donde quieres estar, y ese recorrido es en sí mismo, un proceso de búsqueda con sus crisis, sus preguntas, sus respuestas y, por supuesto, sus revelaciones. ¿Qué mejor etapa para ese proceso de búsqueda que la adolescencia? Igualmente ese proceso se va a dar de manera natural, ¿por qué no acompañarles y guiarles con las herramientas adecuadas?
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