martes, 20 de octubre de 2020

Claves para que los estudiantes reduzcan su huella medioambiental

El compromiso medioambiental personal y colectivo es cada vez más necesario. Se han alzado voces de alerta por la emergencia climática poniendo énfasis en la necesidad de tomar medidas urgentes y eficaces con el fin de apelar a la responsabilidad individual y colectiva. Es esencial remarcar la importancia de la educación medioambiental desde edades tempranas y de forma transversal en las aulas, ya que la finalidad es concienciar e implicar a los pequeños en la defensa y protección del medioambiente reduciendo su huella medioambiental.

Una fiesta de cumpleaños o una merienda: el experimento que pone sobre la mesa la huella medioambiental de los estudiantes

fiesta de cumpleaños huella medioambiental

Sin duda, desde el ámbito educativo debemos potenciar que los pequeños miren a su alrededor, se impliquen en la mejora del mundo y cambien determinados hábitos que van en detrimento de la salud de nuestro planeta. Pero, ¿por dónde podemos empezar?

Con el fin de que cada uno de los estudiantes hiciera propio el lema: ‘Con pequeños gestos, símbolos y acciones podemos conseguir grandes cosas’, les propusimos que pensaran en su realidad más inmediata, en sus quehaceres diarios. 

Partiendo del cuestionamiento de sus hábitos y reflexionando sobre ello, se plantearon dos sugerentes líneas de investigación: por un lado, ¿qué residuos generamos en una fiesta de cumpleaños?, ¿cuánto tiempo tardan en desaparecer? Y, por otro lado, ¿cuánto tiempo tardan en descomponerse los residuos de nuestra merienda?

A continuación, hicieron un listado de los elementos que suelen estar presentes en una fiesta de cumpleaños y qué meriendan normalmente. Posteriormente, indagaron (buscando información en Internet) sobre cuánto tiempo permanecen los residuos que se generan en ambas situaciones.

Nuestro impacto en la naturaleza

Los estudiantes pudieron comprobar que elementos como los globos tienen una vida residual de seis meses, que un chicle perdura cinco años, un brick de zumo 30 años, que los cubiertos de plástico y envoltorios de plástico llegan hasta los 400 años, que las cañitas, vasos y bolsas de plástico 450 años, y que las botellas de plástico y latas de refresco tienen una vida residual de hasta ¡500 años!

Evidentemente, los números alertaron de nuestro impacto sobre la naturaleza y, en consecuencia, de la imperiosa necesidad de reducir nuestra huella medioambiental. Ante la sorpresa y el estupor de los datos y, tras quedar patente la diferencia entre la breve vida útil y la larga vida residual de los plásticos, se preguntaron cómo procurar que nuestras acciones no sean perjudiciales repensando qué es en realidad el verdadero progreso.

plástico huella medioambiental

Debatieron, constataron y concluyeron que si el plástico que utilizamos para un solo uso se convierte en un residuo que tarda en descomponerse muchos años, urge reducirlo al máximo y sustituirlo por envases reutilizables con los que cuidar nuestro planeta. Y, a la vez, prescindir de productos de bollería que van empaquetados en envoltorios de plástico y que además no contribuyen a una alimentación saludable. 

De la lectura, consulta de libros y de la búsqueda en Internet aportaron imágenes de los efectos del cambio climático y de las toneladas de plástico acumuladas en el vertedero más grande del planeta situado en el Pacífico, entre Hawái y California. Asimismo, se informaron de la proliferación de las pequeñas partículas de plástico denominadas microplásticos que acechan a los ecosistemas marinos y que son ingeridos por aves y animales acuáticos. Y, como consecuencia, mediante la cadena trófica y sus eslabones, también llegan a los alimentos que nosotros consumimos.

‘¿Y tú qué puedes hacer?’ Iniciativas para reducir la huella medioambiental 

Iniciativas para reducir la huella medioambiental

Todo ello condujo al alumnado a la reflexión crítica sobre nuestro modelo de vida. Se dieron cuenta de la necesidad de ser personas responsables, concienciadas, cívicas y éticas. Además, pusieron énfasis en que cada uno de nosotros puede poner su granito de arena para mejorar y sanear nuestro mundo a través de las prácticas y rutinas diarias. Así pues, y a partir de la pregunta: ‘¿Y tú, qué puedes hacer?’, propusieron las siguientes alternativas e iniciativas deseables para preservar el medioambiente:

  • Reducir el uso de plástico de corta vida útil.
  • Comprar a granel y llevar nuestros propios recipientes de papel, cartón, tela, vidrio…
  • Llevar los bocadillos en envoltorios o bolsas reutilizables (‘boc’n roll’).
  • Reemplazar el uso de botellas de agua de plástico por botellas reutilizables.
  • Concienciarnos de que el uso de plásticos biodegradables, aunque se degradan más deprisa, no justifica que se puedan tirar en cualquier sitio.
  • Reutilizar y reciclar objetos con imaginación y creatividad: fabricación de instrumentos musicales, de juegos, de bolsos a partir de pantalones o ropa usada…
  • No tirar las toallitas húmedas al inodoro porque provocan atascos y averías en el sistema de alcantarillado y en las depuradoras.
  • Fomentar el uso responsable y el ahorro de agua, luz y calefacción.
  • Valorar el ahorro energético y el paso a las energías renovables.
  • Utilizar el transporte público y otros medios de locomoción para desplazarnos (a pie, en bici, en patinete…).
  • Seguir una dieta saludable y equilibrada.
  • Comprar con criterio y prescindir de compras superfluas favoreciendo así el consumo responsable.

En definitiva, la educación medioambiental es vital para concienciarnos de la necesidad de implicarnos y actuar con el fin de salvaguardar los recursos naturales, la biodiversidad (flora y fauna), no poner en riesgo la salud y el bienestar de las personas en el presente y para las generaciones futuras. ¡Es un reto abordable! ¡Pasemos a la acción ya!

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