Las preguntas son la maquinaria que impulsa el movimiento de la mente. Las preguntas son esenciales para avanzar, para elegir, para decidir, para saber, para aprender, para pensar y para tener éxito en la vida. En este artículo abordamos la segunda de las habilidades del pensamiento creativo: hacer preguntas poderosas.
Sócrates, el gran filósofo griego, creía en la importancia de la conversación y del debate. Practicaba con sus discípulos, entre ellos Aristóteles y Platón, y con los ciudadanos de Atenas la mayéutica, un método de alumbramiento del pensamiento propio mediante preguntas acerca de conceptos universales como la honestidad o el amor. Sus discípulos reflexionaban y accedían a su conocimiento interno, lo que les brindaba también una gran oportunidad para conocerse a sí mismos.
Habilidades del pensamiento creativo: hacer preguntas
En este artículo abordamos la segunda de las habilidades del pensamiento creativo: el arte de hacer preguntas.
Cultivar mentes vivas
Los seres humanos hacemos preguntas para comprender la realidad que nos rodea y tener referencias. Las preguntas ayudan a estructurar el pensamiento, a sacar a la luz los puntos de fricción, a debatir nuevos puntos de vista, a asumir la responsabilidad y a ver lo que permanece más oculto por resultar lo menos obvio. Las preguntas inteligentes y abiertas provocan transformaciones, estimulan la aparición de nuevos caminos para pensar, provocan, su vez, nuevas preguntas y favorecen una mente viva y dinámica. Por todo ello, el arte de hacer preguntas debe estar presente en las aulas y formar parte del hacer diario de los profesores.
Sin embargo, no todas las preguntas sirven a estos propósitos que acabo de enumerar. Por ejemplo, las preguntas cerradas que se contestan con una afirmación o una negación no aportan movimiento al pensamiento. Tampoco son muy recomendables las preguntas que dan comenzó con un por qué. La razón estriba en que esta pregunta puede encerrar una acusación o una reprimenda y ante tal escenario la persona que tiene que contestar tenderá a justificarse o a excusarse con el fin de evitar un castigo, regaño o llamada de atención.
Las preguntas ayudan a estructurar el pensamiento, a sacar a la luz los puntos de fricción, a debatir nuevos puntos de vista, a asumir la responsabilidad y a ver lo que permanece más oculto por resultar lo menos obvio
Las preguntas que sirven al aprendizaje son aquellas que enriquecen el ambiente y piden la participación de todos permitiendo que distintas ideas y puntos de vista convivan. Si quieres inspirar y motivar, las preguntas que hagas deben ser amplias, tener fuerza, retar y tener una estructura abierta. Las preguntas que mejor funcionan en el aula son las que llevan al estudiante a sacar conclusiones por sí mismo y a explorar un área del saber sin condicionamientos preestablecidos.
Neuronas pensantes
Te sugiero que involucres a tus alumnos en las disciplinas que impartes a través de preguntas. Por ejemplo, un profesor de Historia puede abrir preguntas en clase relacionadas con periodos, situaciones o personajes para que los alumnos indaguen y extraigan conclusiones acerca de qué piensan que sintieron los protagonistas de un hecho, qué alternativas más podría haber tenido en cuenta un personaje histórico, qué hubiera pasado de no haberse tomado una determinada decisión histórica o cómo hubieran ellos llevado a cabo alguna acción documentada en la Historia.
Las preguntas que hacen pensar y permiten que las ideas den vueltas y formen nuevas redes de conexiones neuronales suelen comienzan por:
- ¿Qué…?
- ¿Dónde…?
- ¿Cuándo…?
- ¿Quién…?
- ¿Hasta qué punto…?
- ¿En qué medida…?
- ¿Bajo tu punto de vista…?
- ¿Cómo…?
- ¿Para qué…?
Este es el inicio de las preguntas poderosas, que marcan un espíritu de encuentro y de curiosidad rebosante de aprendizaje. El resto de los ingredientes has de añadírselos tú y diseñar preguntas acorde con tu materia y el objetivo que te hayas propuesto alcanzar con tus alumnos.
Lo importante es que tus preguntas resuenen en tus alumnos y que puedan encontrarse a sí mismos para pensar por sí mismos
Estos objetivos pueden ser del tipo hacerles pensar en términos estratégicos, que empaticen con alguien, que se enfoquen en un determinado hito, que tengan una visión general de un asunto, que desarrollen su pensamiento crítico, que no se conformen con lo establecido o que expandan su creatividad. En este sentido, tienes preguntas para aclarar, para verificar, para comprender, para ampliar las miras, para hacer reflexionar, para profundizar… Lo importante es que tus preguntas resuenen en tus alumnos y que puedan encontrarse a sí mismos para pensar por sí mismos, tal como estableció Sócrates.
Helena López-Casares Pertusa es Dra. en Neurociencia cognitiva y embajadora de la Academia de Neurociencias y Educación.
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