Investigando sobre los programas más desconocidos de Microsoft para impartir un taller a otros docentes, me di cuenta de que la clave no son los programas, sino el sitio donde se encuentran, la nube: trabajar en la nube, educar en la nube, conectarse a la nube.
Acceso desde cualquier lugar
La nube nos proporciona un acceso desde cualquier dispositivo —PC, portátil, tableta, smartphone…—. ¿Pensamos que el resto de dispositivos que puedan aparecer en el futuro más cercano no estarán conectados a ella? Es poco probable. Y sus beneficios en el proceso de enseñanza-aprendizaje son realmente amplios.
Así, un estudiante puede acceder a todos sus materiales desde cualquiera de los dispositivos que tenga. Pero no solo para consultar, sino también para crear materiales en un entorno de compatibilidad completa. Representa además el entorno ideal de colaboración, pues diferentes alumnos y profesores, independientemente de dónde se encuentren ubicados, el momento del día y el dispositivo con el que se conecten, pueden colaborar, cooperar, crear, analizar, discutir, importar, exportar.
Por eso, creo que la nube es el nuevo entorno educativo que marcará la diferencia a los centros que la utilicen.
Preparados para el futuro
¿En qué entorno un alumno de informática de cualquier nivel educativo puede acceder a la mayor fuente de recursos informáticos para poder virtualizar las diferentes situaciones que se podrá encontrar en el mundo laboral? Es más; en un futuro cercano en el que el mundo empresarial estará en la nube y que estos estudiantes tendrán que gestionar estos entornos, ¿no tiene sentido que se formen en ellos?
¿Por qué hay que limitar el tiempo educativo diario? ¿Un alumno puede acceder en su hogar a los mismos programas, entorno, virtualizaciones que en el ordenador de su clase? Con un acceso a la nube, sí. Un alumno de informática podría continuar sus prácticas en casa solo teniendo una conexión a Internet.
Así, los centros educativos pueden desterrar el aula de informática, que en muchas ocasiones es una clase desfasada y que, por falta de presupuesto, cuesta mantener al día. Trabajando con la nube directamente con los programas o con las máquinas de cada alumno, se convertirían en ‘aulas de conexión’ en las que los estudiantes y docentes se conectarían a su entorno educativo. Siempre con las últimas versiones, con un coste de mantenimiento económico y de coste inferior al actual.
La lista de deseos
¿Qué se necesita para llevarlo a cabo? En nuestro centro tenemos lo más complicado: una nube que permite espacio ilimitado, acceso sencillo desde cualquier dispositivo, un conjunto de programas con larga experiencia y que nos permiten consultar, crear, cooperar, colaborar… También acceso a la mayor base de datos de la historia de la humanidad, Internet, así como la herramienta Microsoft Azure.
¿Qué pido? Una adaptación para un centro educativo en varios puntos:
- Un entorno visual donde la usabilidad para el administrador, profesor y alumno, sea tan alta que les facilite el trabajo día a día. Para una rápida incorporación en el proceso es básico que los protagonistas se encuentren a gusto con él.
- Un proyecto para un periodo de tres años. Tres años es un tiempo en el que, tomando como referencia la formación profesional, se obtienen resultados de dos generaciones de profesionales, ya que la formación en FP es de dos años. Dos generaciones permiten comprobar no solo resultados del día a día, sino también el rendimiento educativo el trabajar en esta filosofía.
- Un acceso a la plataforma Azure, tanto en la parte de infraestructura como de programación, ya que es necesario para poder acoger todas las posibles experiencias educativas. El proyecto trabajará en ciclos que coincidirán con el curso académico.
- Un coste asumible tanto a nivel de centro como de alumnado.
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