Incendios devastadores, sequías, olas de calor, inundaciones, el deshielo de glaciares y polos y aumento del nivel del mar, especies en riesgo de extinción… Estos son algunos de los muchos efectos de la crisis climática que vive nuestro planeta. Por eso, y teniendo en cuenta que según los expertos se está cerca de alcanzar el punto de no retorno, movimientos como ‘Fridays for future’, liderado por la famosa activista Greta Thunberg, ‘Teachers For Future, ‘Zero Waste’ o ‘Madres por el Clima’ consiguen que el cambio climático y sus consecuencias sean objeto de debate político y educativo: es necesario educar en el respeto al medioambiente y en sostenibilidad desde edades tempranas con una asignatura de medioambiente.
De hecho, son precisamente las generaciones más jóvenes las más comprometidas, según el estudio ‘Entendiendo a la generación Alfa’, elaborado por la agencia de comunicación Hotwire, que concluye que los nacidos a partir del 2010 están más concienciados con el medioambiente que los millennials y los baby boomers.
Educación reglada
Esta necesidad de educar para mejorar la conciencia ecológica de las futuras generaciones es, según Ally Vispo, escritora, divulgadora y uno de los principales referentes del movimiento ‘Zero Waste’ en España, de importancia vital. “Hablar a los estudiantes de cómo funciona el mundo, cómo pueden realizar acciones divertidas que pueden ayudar al planeta, y cómo pueden crear un mundo mejor, les enseña el valor de la responsabilidad y a entender que tienen el poder de crear un mundo mejor para todos y todas”, apunta.
La respuesta de los responsables educativos a nivel global está siendo lenta, aunque determinados anuncios hacen pensar que han empezado a despertar. Un claro ejemplo es el del Ministro de Educación italiano, Lorenzo Fioramonti, que a finales de 2019 anunció la implantación de una asignatura de medioambiente de una hora semanal sobre el cambio climático y el desarrollo sostenible en las aulas italianas, siendo así el primer país del mundo en incluir esta materia en el currículo escolar. Además, otras asignaturas como Geografía, Física o Matemáticas se estudiarán desde la perspectiva del desarrollo sostenible.
Y, ¿qué pasa en el resto de países de Europa? Miriam Leirós, coordinadora de ‘Teachers for Future Spain’, explicaba en esta entrevista que tanto Suecia como Finlandia han sido los pioneros en educación ambiental. “No solo a nivel escolar: su población está muy informada de todo lo que concierne acerca del cambio climático”. Y añadía que la educación medioambiental es algo que no debe acabar en la educación reglada, “el ambientalismo en estos países se estudia con naturalidad y de forma integrada”.
¿Una asignatura de medioambiente o plan interdisciplinar?
En España, el nuevo Gobierno asegura tener presente esta necesidad de educar con una perspectiva medioambiental. De hecho, la Ministra de Educación y Formación Profesional Isabel Celaá participó en diciembre de 2019 en un encuentro con más de cien escolares que presentaron su Decálogo sobre una educación para el desarrollo sostenible y por el clima. Allí reiteró su compromiso de potenciar los contenidos sobre medioambiente en el currículo, de forma transversal y a través de la asignatura de Valores Cívicos y Éticos. “Mantendremos una materia específica para Educación Primaria y Secundaria”, afirmó la Ministra. “En ella trabajaremos el desarrollo sostenible, la ciudadanía global, la representatividad y, en torno a los derechos humanos, la diversidad y la igualdad entre niños y niñas y entre hombres y mujeres”.
Para los expertos, lo ideal es promover un cambio en el currículo, pero contemplando la educación ambiental “de forma transversal y ambiciosa, es decir, que toque cada área en todas las etapas”, tal y como manifiesta Leirós. Para ella, “no se puede estudiar educación ambiental de forma aislada”.
Iniciativas no gubernamentales
Ante la falta de medidas oficiales, muchos docentes y centros han tomado la iniciativa creando proyectos que pretenden que el alumnado adquiera destrezas adecuadas para luego poner en práctica todo lo aprendido y así cambiar los hábitos y forma de interactuar con el planeta y su biodiversidad.
Así, existen redes de centros educativos en los que se realizan diferentes proyectos que asumen la sostenibilidad como una materia y como una responsabilidad en la calidad de vida de los centros. Se trata de la Red Andaluza de Ecoescuelas, Red de Escuelas por el Reciclaje, RedECOS, Agenda21 Escolar y Escuelas para la Sostenibilidad, entre otras.
Pero no son los únicos. Claro ejemplo de ello es el del colegio El Salvador de Barreda (Cantabria), que puso en marcha una iniciativa que pone el foco sobre la movilidad sostenible, la educación vial y el ejercicio físico de su alumnado. Los estudiantes de Secundaria del Colegio Europeo de Madrid, por otro lado, participaron en un proyecto transversal y solidario en el que elaboraron un bidón en 3D para ayudar a distribuir el agua en las zonas rurales de África; mientras que en el colegio La Magdalena de Castellón propusieron calcular la Huella de Carbono del centro para después proponer soluciones para reducir las emisiones de CO2.
Las experiencias educativas innovadoras en este sentido son innumerables y, en algunos casos, incluso cuentan con el apoyo y la colaboración de entidades e instituciones públicas. Es el caso del Colegio Rural Agrupado La Espiga, en El Torviscal (Badajoz). Con la colaboración del ayuntamiento, el Consorcio de Gestión de Servicios Medioambientales de la Diputación de Badajoz, la empresa Integreelence y la cooperativa ‘Junior Salud Torvis’, han puesto en marcha una experiencia pionera de separación de residuos y compostaje escolar. Los estudiantes y sus familias pueden trasladar bolsas compostables a un contenedor inteligente de residuos orgánicos ubicado en el centro, que prepara el compostaje mediante un procedimiento innovador. Un ejemplo más: en Málaga, para fomentar el reciclaje de envases, papel y vidrio, el año pasado participaron más de 6.000 escuelas de educación Primaria y Secundaria en talleres organizados por el consorcio Provincial de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) dependiente de la Diputación.
Iniciativas de otras entidades
Por último, las empresas privadas también quieren poner su granito de arena con programas educativos de sensibilización medioambiental ‘Naturaliza’ de Ecoembes o ‘Hazlo Verde’ de Leroy Merlín son otras opciones con los que cuentan los jóvenes españoles para seguir aprendiendo a hacer un mundo mejor. Este último caso está pensado para que el alumnado adquiera conciencia sobre la Reducción del Consumo de Plástico, profundizando en conceptos como Ecodiseño y Economía Circular. El objetivo de este plan es “ofrecer a cada docente recursos didácticos para enseñar a sus alumnos y alumnas los valores sobre el Desarrollo Sostenible y así convertirles en verdaderos Embajadores del Medioambiente”.
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