Conseguir que los pequeños de la casa aprecien y se diviertan al practicar inglés puede llegar a ser un reto para muchas familias. Sin embargo, las oportunidades tanto laborales como culturales que ofrece una segunda lengua son innegables. Por eso, cuanto antes empiecen los niños a interesarse por la materia, más fácil será su aprendizaje.
Lo cierto es que los bebés en todo el mundo aprenden su lengua materna de forma natural y espontánea, sin necesidad de que nadie les explique cómo hacerlo. Así lo explica Naja Ferjan Ramirez, neurocientífica en la Universidad de Washington que estudia cómo funciona el cerebro de los bebés al aprender una lengua o más. De hecho, afirma: “Los bebés que tienen la posibilidad de escuchar e interactuar en dos idiomas aprenden ambos y pueden llegar a ser nativos en ambas lenguas”.
En otras palabras, cuanto antes y cuanto más se exponga a niños y niñas a una segunda lengua, mejor será su aprendizaje. Con un poco de imaginación, se puede transformar cualquier actividad para practicar inglés. Estas son algunas ideas:
Multimedia en inglés
Películas, series, o dibujos animados… cualquier formato sirve para consumir contenido en otro idioma. Desde empezar con 10 minutos al día e ir incrementando el tiempo poco a poco, a ir parando el vídeo cada poco tiempo y hacer preguntas sobre la historia; todo sirve.
Si son historias que ya conocen, podrán seguir el argumento con mayor facilidad y, si tienen más de 7 u 8 años, los subtítulos (en versión original) ayudan a seguir el audio y a asociar palabras escritas con su pronunciación.
Actividades cotidianas
Otra forma de incorporar la lengua inglesa en la rutina familiar es a través de frases cortas, órdenes o indicaciones: empezar el día con un ‘Good morning. How are you?’; decir a la hora de la cena ‘It’s time to set the table’; o antes de irse a dormir ‘Brush your teeth’. Estos momentos permiten incorporar vocabulario de todo tipo, es una forma de que se diviertan con hábitos o tareas del hogar como si se tratase de un juego.
Rincón de inglés en la casa
Si el espacio en la casa lo permite, un ‘English corner’ puede ser una zona ideal para guardar todos los juguetes y materiales que usan para aprender inglés. Dedicar tiempo a jugar, cantar o dibujar aquí un par de veces a la semana motiva su aprendizaje. Se puede decorar el rincón juntos, personalizándolo con cojines o mantas para que sea más acogedor.
Juegos de mesa
Monopoly, Pictionary o Cluedo son juegos pensados para toda la familia que, una vez aprendidas las reglas, no importa el idioma en el que se juegue.
¿Algo más sencillo? Los de memoria o los puzles permiten repasar los colores y diferentes objetos o lugares mientras se completan. Se trata de echarle imaginación y adaptar cualquier juego al nivel de los niños.
‘Into the kitchen!’
Galletas de chocolate, cupcakes, bizcocho… Crear algo de cero con la ayuda de los mayores, ingrediente a ingrediente y esperar a compartir el resultado final les resulta emocionante y (casi siempre) delicioso. ¿A falta de ideas? Todo está en Internet. De hecho, cocineros británicos como Jamie Oliver o Nigela Lawson tienen sus propios canales de YouTube con vídeos de recetas que abren el apetito.
Lecturas infantiles
Cuentos clásicos, sus favoritos, o incluso nuevos… La lectura es una parte fundamental en el aprendizaje de un idioma. Es importante que sean libros ilustrados, ya que facilita que sigan la historia. Establecer un ‘story time’ en casa puede ser una forma divertida de adentrarse en las vidas de personajes como ‘Peter Pan’, ‘The ugly duckling’ o ‘Harry Potter’. Incluso hay cuentos gratuitos en audio diseñados especialmente para niños no angloparlantes en plataformas como Spotify o YouTube.
Música
Investigadores han comprobado que es más fácil aprender palabras cuando van acompañadas de música que sin ella, por lo que aprender canciones con los niños es un ejercicio muy efectivo para aprender vocabulario nuevo. Imprimir la letra de una canción y quitarle unas cuantas palabras para que lo rellenen los niños lo convierte en un reto, lo cual hace que presten más atención a cada palabra.
Las ‘Nursery rhymes’ (poemas tradicionales) son adecuadas para los más infantiles y, para los más mayores, sirven canciones de pop o rock actuales. Para practicar inglés, se recomienda buscar siempre la versión ‘clean’ de la canción, que asegura la ausencia de tacos o palabras malsonantes.
Siempre y cuando se mantenga la constancia y el carácter lúdico de las actividades, los niños seguirán aprendiendo. Así piensa Lýdia Machová, que habla 9 lengas diferentes. Defiende cuatro claves para aprender de forma exitosa: divertirse, tener un método de aprendizaje que asegure la diversión, establecer un sistema en el que la práctica se integre en la vida cotidiana y tener paciencia, ya que los resultados no se apreciarán de la noche a la mañana.
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