El Visual Thinking es una herramienta que permite ordenar y organizar ideas o contenidos que son representados por medio de dibujos simples y textos cortos. Es decir, se trata de un instrumento que se sirve de recursos visuales para acceder al conocimiento. Una vez aclarado este aspecto, nadie debería confundirlo con una forma de expresión artística ni tampoco con una metodología de trabajo susceptible de ser utilizada en el ámbito educativo.
Múltiples formas de aplicarlo en el aula
Si algo he aprendido de mi experiencia educativa en estos últimos años, es que el Visual Thinking es un instrumento que introduce los aspectos más básicos de la gramática visual en un entorno de aprendizaje en el que casi nadie se cuestionaba el reinado del binomio letra-número como único vehículo para el acceso al conocimiento.
Una herramienta comunicativa, no hay que olvidar, universal (¿quién no ha recurrido a la comunicación por medio de dibujos en algún momento de su vida?), cuya potencia reside, sobre todo, en su capacidad para enriquecer cualquiera de las metodologías (sean activas o más tradicionales) que hoy en día se utilizan en las aulas. Porque lo visual no está reñido, por ejemplo, con una clase magistral en la que un mapa puede hacer visible el itinerario discursivo del docente; pero también puede ser utilizado como instrumento de consenso para los equipos de trabajo que se conforman para desarrollar un proyecto; e incluso se puede utilizar para crear animaciones (Video Scribing) en las que visualizar los contenidos a los que ha de acceder el alumnado para la posterior realización de una clase invertida.
Por todo ello, en una coyuntura en la que el alumnado tiene acceso fácil y casi ilimitado a cualquier tipo de información en internet y en la que los docentes tenemos que hacer malabares para gestionar la enorme cantidad de contenidos que se acumulan en el currículo, el Visual Thinking puede ofrecernos una forma de aprender más lenta pero más eficaz. Porque para ‘traducir’ a un mapa visual un contenido o un determinado proceso, aunque son necesarias las habilidades de pensamiento inferior que por medio del dibujo nos ayudan a recordar y entender conceptos, es indudable que también son imprescindibles las habilidades de orden superior que nos permiten realizar el filtrado, gestión y organización espacial de los contenidos que se deben aprender.
Adaptado a diferentes niveles educativos
A pesar de que aún no existen investigaciones que certifiquen los beneficios del uso del Visual Thinking en el aula, son muchos los docentes que debido a la facilidad de su implantación (la única ‘tecnología’ necesaria es una caja de rotuladores), han empezado a proponer a su alumnado diferentes experiencias de aprendizaje utilizando esta herramienta. Así, comunidades como las que se han generado en torno al proyecto colaborativo ‘No me cuentes historias… ¡Dibújamelas!’ han ido creciendo y sumando, a lo largo de estos últimos tres años, memorias e informes de actividades realizadas con Visual Thinking que hablan de reacciones positivas del alumnado y nos muestran diferentes (y muy creativos) usos del pensamiento visual en niveles educativos y materias diversas.
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