¿Sabías que antes de que se decretase el estado de alarma los españoles pasaban una media de 3 horas y 15 móvil usando su teléfono móvil? ¿Y qué tan solo en mes y medio después ese uso se ha disparado hasta las 5 horas y 5 minutos? Así lo indica un estudio de Puntronic, un portal de venta online de electrodomésticos. Lo curioso es que esa cifra se ve incrementada en el rango de población que va de los 16 a los 25 años, cuya media está en 6 horas y 20 minutos.
Este mismo estudio señala que un 50% de los españoles llega a mirar el móvil una vez cada 5 minutos y un 80% reconoce que es lo último que ve al acabar el día e irse a dormir y lo primero que consultan por las mañanas al despertarse. A estas cuestiones hay que añadir, además, que en el último mes el aumento de ventas de estos dispositivos ha aumentado un 35%.
Patologías por un uso excesivo del móvil
Pero, ¿qué consecuencias puede acarrear para los estudiantes y los adultos tantas horas ‘enganchados’ a su smartphone? Los siguientes conceptos son considerados como ‘patologías’ que están relacionadas con esta problemática. ¿Las conoces?
1. Fomo
Este acrónimo procede del inglés (‘fear of missing out’) y significa ‘miedo a perderse algo’. Está relacionado sobre todo con las redes sociales y quienes padecen este síndrome sienten una necesidad constante de mantenerse conectados e informados de todo lo que hacen sus amistades o lo que ocurre en su ciudad. Pero no se trata de sufrir un temor irracional a la desinformación, sino porque no quieren que nadie pueda pensar que se han perdido algo de lo que dice o hace alguno de sus amigos, una noticia interesante, que otras personas puedan hacer cosas más divertidas o populares o miedo a quedarse ‘fuera’ por no haber compartido alguna campaña viral.
Otra manifestación de esta patología consiste en sufrir ansiedad por no disponer del último smartphone del mercado o por creer que se perderá algún avance tecnológico importante. También puede conllevar aparejados trastornos de ansiedad y depresión.
2. Nomofobia
Este otro neologismo, (‘no-mobile-phone phobia’), está relacionado con el miedo a la desconexión: que se agote la batería, no tener suficiente cobertura, que se estropee el móvil… Pero sobre todo está asociada con el temor a salir a la calle sin llevarlo encima (normalmente por haberlo olvidado en casa). Lo que se describe es un trastorno de ansiedad con todas sus manifestaciones (taquicardia, pensamientos obsesivos, dolor de cabeza o de estómago, sudores…) por no poder utilizar el móvil, y que se origina porque estar permanentemente conectados con los demás produce una dependencia emocional que se manifiesta en forma de ansiedad cuando esa comunicación no es posible de manera puntual. Según este estudio, las personas que padecen nomofobia sufren una necesidad de aceptación social elevada, una baja autoestima e inseguridad.
3. Vibranxiaety
También conocida como ‘vibración fantasma’. Se trata de un error del cerebro que está alerta a las señales exteriores, y que tiene como origen la obsesión o dependencia por el sonido o vibración del móvil, es decir: pensamos que hemos oído sonar o vibrar nuestro smarthphone cuando no lo ha hecho. Y esto se produce porque las notificaciones del teléfono provocan una respuesta emocional positiva que hace que el cerebro genere dopamina, que es el neurotransmisor que se ocupa del placer, la motivación o el deseo. Esta sustancia también es la que está relacionada con las adicciones porque, si un estímulo causa placer, nuestro cerebro buscará repetirlo.
Se estima que el 80% de las personas siente alguna vez estas vibraciones fantasma y, por lo tanto, es relativamente normal, pero si su frecuencia es alta o muy alta puede ser porque el cerebro se está comportando respecto al móvil tal y como se comportaría el cerebro de un drogodependiente ante la sustancia que consume.
4. Insomnio tecnológico
Hace no tantos años, la gente se iba a la cama y leía antes de dormir o veía la televisión. Ahora, mirar vídeos, contestar whatsapps, jugar o echar un último vistazo a las redes sociales se ha convertido en el hábito nocturno más extendido entre los españoles: 8 de cada diez afirman que es lo último que hacen antes de dormir.
Pues bien, la luz azul que emiten estos aparatos inhibe la secreción de melatonina, que es la hormona que favorece el sueño. Por lo tanto, cuando se usan móviles y tabletas antes de irse a dormir, la somnolencia desaparece y se producen episodios de insomnio que a la larga pueden elevar el riesgo de alzhéimer, accidentes cerebrovasculares, hipertensión arterial, obesidad, diabetes y depresión.
5. Phubbing o Ningufoneo
El ‘ningufoneo’ o ‘Phubbing’ es una de las señales inequívocas de que la persona padece una adicción al smartphone (o al menos una relación muy insana con el aparato). El término hace referencia a ningunear o ignorar a otros y el entorno donde se encuentran por estar concentrados en el móvil. Este fenómeno puede causar aislamiento social, depresión, deterioro de las relaciones interpersonales y baja autoestima.
6. Tendiditis en los pulgares y otras lesiones
El nuevo término de moda es la ‘whatsappitis’, que se refiere a la adición a esta aplicación de mensajería, y es que teclear mensajes durante horas en un móvil también tiene consecuencias. Desde hace algún tiempo, las consultas de traumatología ya habían detectado un aumento de casos de pacientes con tendinitis en los pulgares de ambas manos debido a que el uso excesivo de estos aparatos obliga a adoptar una posición forzada y con tensión. Y al mismo tiempo, los dedos índices reciben una carga excesiva, ya que tienen que sujetar el dispositivo ejerciendo una fuerza equivalente a la presión de los pulgares al escribir, que produce también tendinitis en los índices. Por otro lado, los móviles también están provocando dolores de cuello, brazos y espada por su uso excesivo adoptando posturas inadecuadas.
7. Daños en los ojos
Mirar una pantalla retroiluminada daña la retina de forma progresiva y produce sequedad (más si se utiliza lentillas) en los ojos, visión borrosa, fotofobia y dolor de cabeza. En concreto, lo más dañino es mirar estas pantallas a oscuras o durante muchas horas seguidas.
8. Efecto Google
Es obvio que internet nos abre un mundo lleno de posibilidades en lo que a la obtención de información se refiere y que nos ayuda a encontrar datos de una manera rápida y eficaz. Pero si, por ejemplo, dependemos de Google u otros buscadores similares para todo lo que hagamos o hablemos en el día a día, el cerebro puede llegar a negarse a recordar información, ya que sabe que tenemos la posibilidad de acceder a ella en cualquier momento y de forma más sencilla.
Consejos para evitar un uso excesivo del móvil
– Desactivar las notificaciones de redes sociales, mensajes, apps… y reservar un horario limitado para consultarlas.
– Pedir a nuestros familiares y amigos que si hay algo urgente nos llamen en lugar de enviarnos mensajes.
– No tener el teléfono a mano cuando estemos estudiando ni cuando vayamos al baño.
– Dejar de utilizar el móvil al menos dos horas antes de irnos a dormir, y tratar de conciliar el sueño leyendo un libro en la cama. Además, es preferible usar un despertador de los de toda la vida y a ser posible dejar el smartphone en otro cuarto.
– Realizar otro tipo de actividades que sustituyan al uso del móvil como algo de ejercicio o dar paseos, cocinar, leer un libro no electrónico, practicar algún tipo de manualidad…
– En los desayunos, comidas y cenas en familia apartar el móvil de la mesa.
– Mantener una postura correcta para que su uso no dañe nuestras cervicales y músculos. Poner el móvil a una distancia prudencial, ni muy pegado ni muy alejado y tratar de no usarlo más de diez minutos seguidos.
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