lunes, 8 de junio de 2020

Educación Física: ¿la eterna ‘María’?

En el ámbito educativo se conoce con ‘María’ a aquella materia o asignatura cuyos esfuerzos necesarios para aprobar son escasos o en, muchos casos, inexistentes. Bien por la simplicidad de sus contenidos, por el desdén del profesorado o de la administración o bien por un mix de ambos.

En este sentido, la Educación Física ha tenido históricamente un halo de ‘maría’ a su alrededor del que nunca se ha llegado a desprender del todo y, en muchos casos aún somos “los de gimnasia”. Las manifestaciones de unos y otros no hacen más que echar por tierra los esfuerzos, hercúleos en algunos casos, de docentes e instituciones educativas para otorgar la importancia que se merece a esta fundamental, aunque nunca bien ponderada asignatura.

¿Quién ha dicho qué?

Todo esto viene al hilo de las recientes declaraciones de la actual titular de la cartera ministerial de Educación, Isabel Celaá, dónde afirmaba que instalaciones como gimnasios, bibliotecas o salones de actos, podrían ser utilizados como aulas auxiliares para la vuelta al colegio después de la pandemia causada por el virus SARS COV-19.

En primer lugar, habría que recordar a la ministra que los gimnasios ya son un aula, ya que en ellos impartimos Educación Física pero, además, habría que añadir el hecho de que no todos los centros educativos poseen un gimnasio, sobre todo los más antiguos y el problema se acentúa cuando hablamos de colegios en barrios centrales de grandes núcleos urbanos dónde espacio es un lujo que no se pueden permitir o colegios de barrios menos favorecidos donde las instalaciones deportivas bajo techo son bastante deficientes o directamente inexistentes.

Estas declaraciones suponen un nuevo ataque y ninguneo a nuestra asignatura, ya que la vuelve a pintar con una pátina de prescindible que nos hace mucho daño y que no nos hace comprender la verdadera importancia de la Educación Física ya no solo en la escuela, sino en nuestra sociedad cada vez más sedentaria y automatizada.

El peso de la EF en el currículum

Pedro Martín - Maestro de Educación Física en el Colegio Aquila de Parla (Madrid).

Hasta hace un par de cursos, la asignatura se impartía en dos sesiones semanales de 45 o 60 minutos en Primaria, dependiendo del horario del centro y de la Comunidad Autónoma donde éste se encontrase. En los últimos años, algunas Comunidades Autónomas han aumentado el número de horas a tres en Primaria y tres en Secundaria. Por poner un ejemplo, la Comunidad de Madrid tiene esta distribución planificada para el curso 2020/2021.

Teniendo esto en cuenta, la comparación con los países de nuestro entorno es deficitaria, tanto en Primaria como en Secundaria. En la mayoría de los países dentro del marco europeo ocurre como en el nuestro, las horas van menguando según se avanza de curso pasando de dos o tres en Primaria a dos en Secundaria y primer curso de Bachillerato. Especialmente sangrante es el caso de 2º de Bachillerato, donde la asignatura es de carácter optativo, lo cual implica que en muchos casos los alumnos dejen de practicar deporte a los 16 o 17 años. 

La conclusión a esto es tan clara como devastadora: actualmente España es uno de los países de Europa donde los niños y adolescentes practican menos horas de deporte a la semana. Nos encontramos que el 80% de ellos sólo hace ejercicio en clase.

Algo más que ejercicio físico

Siempre se ha destacado la lucha contra la obesidad y el sedentarismo como principales aportaciones de la Educación Física a la vida escolar del alumnado; pero actualmente esa aportación traspasa estas barreras para convertirse en uno de los pilares, aunque desaprovechado, de nuestro actual andamiaje educativo. Para muestra, tres breves píldoras del poder que se le supone, pero se descarta del área de Educación Física:

1)  Con la entrada de las competencias clave, llamadas básicas en legislaciones anteriores, las tareas que el profesorado debe proponer al alumnado deben ser integradas, esto es, que una misma tarea desarrolle aspectos de más de una competencia. Teniendo en cuenta esto, nuestra área se descubre como una poderosísima arma, para lograr estos cometidos al asegurar una educación integral del alumno. Cuerpo y mente unidos en un todo.

2)  Además de lo anterior, a nadie se le escapa el poder integrador del deporte y de la actividad física. Si educamos a los alumnos en valores en la escuela, de hecho una de las competencias clave es la “competencia social y cívica”; es fundamental aprovechar la fuente inagotable de valores positivos que es el deporte y la actividad física. Tolerancia, esfuerzo, espíritu de sacrificio son ejemplos de valores que no abundan en nuestra sociedad actual y que tienen en el deporte una herramienta eficaz de aplicación.

3)  Por último, aunque ya existían estudios en este ámbito, cada vez más se está poniendo en el candelero, la estrecha relación entre actividad física y rendimiento académico, demostrándose que aquellos alumnos que realizan más actividad física y sobre todo, más exigente; obtienen unas calificaciones superiores a aquellos que no lo hacen, como se pone de manifiesto en el estudio de Prieto Andreu, Joel & Aparicio, Cristian. (2016). La Práctica de Actividad Física y su Relación con el Rendimiento Académico.

La escuela en su función de igualar y compensar las diferencias entre el alumnado, debe de ser capaz de asegurar una actividad física de calidad para todos los alumnos y para este cometido, nuestra área se antoja imprescindible.

Como síntesis, es necesario que todos los estamentos que componen la escuela (administración, inspección, docentes, alumnado y asociaciones de padres) luchemos para poner a la Educación Física en el lugar que se merece y que desde el primero hasta el último, dejemos de pensar en ella como ‘la eterna Maria’.

Bibliografía y fuentes:

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