Mucho se está hablando en estos últimos días de Pokémon Go, el juego para plataformas móviles (principalmente teléfonos inteligentes) que Nintendo junto con Niantic Labs -una compañía que nació bajo el amparto de Google- han desarrollado. Millones de usuarios por el mundo cazan Pokemons con Pokémon Go, y desde luego su éxito ha sido arrollador. Y apenas acaban de empezar.
El público objetivo de esta aplicación es mayoritariamente joven, chavales entre los 10 y los 30 años que salen a la calle teléfono en mano en busca de sus Pokemons. Viendo el ritmo imparable y el éxito que ha cosechado en unos pocos días, saquemos algunas conclusiones: ¿qué aporta Pokémon Go desde el punto de vista educativo?
Es un juego ‘diferente’
Basado en Ingress, en Pokémon Go deberemos ir recorriendo el mundo para ir capturando Pokemons. La premisa es muy atractiva para los seguidores del anime japonés, ya que nos pone en la piel de un auténtico entrenador de estos pequeños monstruos. La diferencia es que, al contrario de otros títulos donde nosotros controlábamos al personaje dentro de un mundo ficticio, en Pokémon GO el jugador deberá caminar físicamente a sus alrededores para mover al personaje por el mapa, el cual se basa en el plano real de la tierra.
Esto significa que si tú estás en la Gran Vía de Madrid, en el número 92, tu personaje también estará ahí. La geolocalización de los teléfonos, así como los sensores que incorporan permiten esa mezcla entre lo real y lo virtual tan característica y que estrenó Ingress, pero que Pokémon Go ha llevado al éxito completo debido al contexto añadido por la saga desde mediados de los 90.
El ejercicio es clave
Es posible que si tus hijos son jugadores de Pokémon Go, durante el fin de semana te hayan pedido salir a dar una vuelta con sus amigos. Éste es el primer gran punto clave de este juego: promueve el ejercicio físico y nos aleja del sedentarismo, tan habitual de las consolas y más recientemente también de los teléfonos inteligentes y tabletas.
En Pokémon Go necesitarás moverte, y mucho. Los Pokémons surgen en lugares aleatorios del mundo, con lo que coge tu teléfono y sal ahí fuera a buscarlos. A priori no aparecen en el mapa, pero si te acercas a uno el teléfono vibrará y podrás capturarlo si aciertas con la ‘Pokeball’.
Y quien dice andando, dice corriendo o montado en bici. Ya he leído unas cuantas madres en Facebook que se alegran porque después de unos cuantos años, sus hijos han arreglado las bicis y las han vuelto a utilizar para cazar Pokémons. Un paso adelante respecto de estar conectado al televisor del salón.
Descubrir puntos de interés en la ciudad
Además de los Pokémons ‘salvajes’ que aparecen en ciertos momentos y localizaciones de nuestro entorno físico, en Pokémon Go existen lo que se denominan PokeStops o, en español, Poképaradas. Su función consiste en proporcionar una serie de recompensas (pociones, Pokeballs, bayas…) a cambio de pasar por ellos y hacer check-in.
Cada una de estas Poképaradas está asociada a un lugar de interés de la ciudad, como por ejemplo puntos históricos, monumentos públicos, museos o ciertas tiendas. Y un paso más allá están los gimnasios, que son puntos clave aún más importantes: puentes, edificios o monumentos. En ellos se desarrolla la acción principal del juego: la lucha entre los Pokémons y las tres facciones. El juego también cubre en los gimnasios y en las Poképaradas una pequeña parte de relaciones sociales, siempre y cuando se interactúe en la vida real con otros jugadores.
Esta parte de descubrir la ciudad es muy interesante para los más jóvenes, que muchas veces obvian los lugares más característicos. Pokémon Go les ayudará a localizarse en la urbe, a moverse por ella y también a conocer sus detalles. Además, promoverá las capacidades espaciales, el reconocimiento de lugares o el cálculo matemático, dado que las características de los Pokémons son precisamente numéricas.
¿Pokémon Go en el aula? No…
Al contrario que otras de las muchas herramientas de las que hablamos por aquí, otro aspecto de Pokémon Go es que su uso es externo al ámbito escolar, es decir, se desarrolla fuera de las aulas y los colegios.
Los profesores y docentes poco podemos hacer con nuestros alumnos, más allá de hablar con los padres sobre qué es la aplicación y cuáles pueden ser sus beneficios a nivel educativo. No tiene sentido utilizar Pokémon Go en clase, o al menos no de forma habitual; tal vez un uso esporádico, pero existen otras alternativas mejores.
Y por supuesto, Pokémon Go también tiene una serie de posibles perjuicios que deberemos tener muy en mente. Es un videojuego de coleccionismo y, como tal, corre el riesgo de crear una cierta adicción que nos impida despegarnos del teléfono, o estar continuamente buscando a los malditos monstruitos a la vez que ignoramos a nuestro alrededor.
Evidentemente, y como ocurre con (casi) todas las cosas, Pokémon Go ha de ser tomado como lo que es: un juego que debe disfrutarse en pequeñas dosis, y que los padres han de conocer y medir.
Pokémon Go ya está disponible gratis en iOS y en Android, incluyendo compras integradas (in-app).
Imagen de portada: Flickr de Eduardo Woo
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