Hace diez o quince años pocos imaginaban la conexión que íbamos a crear entre escuelas y familias a través de Internet. Hablamos no sólo de los boletines a través de correo electrónico —eso fue el primer paso—, también de las redes sociales, los clientes de mensajería o de esas muchas plataformas educativas que juntan a docentes, padres y alumnos para que todos estén informados.
Es evidente que Internet ha revolucionado la forma como entendemos la educación —y, en general, el mundo al completo—, pero ¿dónde están los límites? ¿Qué aporta Internet a la comunicación escuela-familia?
Internet como medio de comunicación
A día de hoy entra en la normalidad que un colegio, instituto o cualquier entidad educativa ofrezca algún tipo de canal de comunicación mediante Internet. Pueden ser públicos o privados, pero están ahí y son una completa realidad en prácticamente cualquier curso formativo que se realice.
Estos canales originariamente eran unidireccionales, es decir, el centro formativo emitía un mensaje que recibía la otra parte (a veces familia y alumnos, otras sólo alumnos); en la actualidad existen muchos canales bidireccionales en los que ambos extremos se benefician en base a establecer un medio cuyos mensajes se transmiten en ambas direcciones.
Los profesores informan a las familias, y las familias pueden responder, contestar o debatir. Moodle es uno de los ejemplos más clásicos, con una alta tasa de implantación y un enorme potencial en base a su personalización, aunque suele estar más enfocado al trato entre profesorado y alumnado, y no tanto a las familias.
Pero hay que reconocer que Moodle está quedándose algo atrás como vía de comunicación, y otras plataformas —sobre las que hablaremos más adelante— han ganado ventaja. Nuevas posibilidades, mayor sencillez de uso y una apertura a la Web 2.0, a las plataformas móviles y al acceso rápido a la información, han abierto un nuevo mundo de funcionalidades para el sector educativo. Ahora Internet es más medio de comunicación que nunca, estando al acceso de cualquier interesado.
Mientras las páginas de cada centro ofrecen información puntual y ciertamente limitada, son miles los centros que tienen un blog o que informan a través de sus páginas en Facebook o Twitter. De eventos promovidos o de ejercicios realizados, por un grupo de alumnos o por todos los pertenecientes a un centro. Curiosamente, estas y otras muchas herramientas son gratuitas y muy sencillas de poner en marcha.
Claro, que esto no es tan sencillo de llevar a cabo con la magnitud que alcanzan algunas aulas, y con las tareas que un profesor debe llevar a cabo a lo largo de su jornada laboral. Aquí está, sin duda, el gran escollo.
No es tan sencillo
Tengamos en cuenta, por ejemplo, que un profesor cuenta con 20, 25 o 30 alumnos, y que a todos ellos debe formar por igual ofreciendo una base de conocimiento según asignatura o materia, tiempo, edad y otros muchos factores, y obteniendo una calificación tras una evaluación.
Esta evaluación no puede —o no debería…— ser puramente cuantitativa, un simple número. La calificación, esa nota que un alumno obtiene a final del curso, debe ser una ponderación de múltiples factores que forman una amalgama de variables, a veces numéricas y otras veces cualitativas. No puede ser lo mismo —o no debería ser lo mismo…— un alumno que se esfuerza al máximo de otro que no, ni uno que investiga y avanza por su propia cuenta que otro que simplemente espera a que le llegue lo que le tenga que llegar. Y como esto, seguro que cada uno podríamos hablar de nuestras experiencias personales.
Si ya es difícil medir/estudiar/evaluar/calificar a un sólo alumno teniendo en cuenta múltiples factores, llega a ser imposible evaluar a un grupo al completo. Ese grupo que comenzábamos diciendo suele estar entre los 20 y los 30 alumnos. Puedes estar atento a unos cuantos, a veces a éste y otras veces a aquél, pero raramente podrás estar atento a todos ellos.
¿Y qué tiene que ver esto con los canales de comunicación e Internet? En las expectativas. Los padres esperan que les des el máximo detalle de sus chavales. Todos los padres esperan esto, los de los 20, 25 o 30 chavales a tu cargo. Esperan comentarios, esos que es el docente el que debe elaborar en base a su visión y experiencia.
Decíamos que la tecnología ha evolucionado, y de qué manera, para facilitarnos las cosas. Y, afortunadamente, hay plataformas que hacen posible lo que con papel y boli, hace unos años, era completamente imposible. Vamos a ver qué existe ahí fuera.
Las mejores plataformas que ya existen
Antes hablamos de una, Moodle, con millones de usuarios por todo el mundo. Seguramente tu centro, tu provincia o tu comunidad la utilice, o haya puesto una a tu disposición.
Pero no es la única, aunque sí una de las más conocidas. Edmodo es una plataforma genial para conectar a centros, profesores, padres y alumnos, para informarles de los logros de sus chavales, las tareas que han realizado, añadir notas o comentarios sobre su evolución y crecimiento. Genial, absolutamente genial; por aquí hablamos de ella con profundidad, aportando algunas ideas a modo de introducción. Es, posiblemente, la más completa…
… aunque no la única, claro. ClassDojo es muy divertida, fácil de usar, sencilla de configurar y de poner en marcha e intuitiva a más no poder. También permiten interactuar al trío profesores-alumnos-padres mediante mensajes de texto y multimedia, y puede definirse como un Edmodo con una interfaz mucho más amigable, aunque más limitado en funciones.
Pero las plataformas de educación se cuentan por decenas, cada una con sus luces y sus sombras. Y las posibilidades para el centro y sus docentes, cientos. Algo tan sencillo como crear un blog permite establecer este canal de comunicación, por no hablar de una opción al alcance de todo el mundo como es crear una página específica en Facebook, ahí donde estamos (casi) todos. Y poder interactuar, preguntar y debatir. Cualquiera puede hacerlo.
Por último, hay que recordar que las consejerías de educación de las comunidades autónomas españolas han hecho un gran esfuerzo en renovar todo lo relacionado con la educación, en dar el salto desde lo analógico a lo digital. Entre las novedades “recientes” están el uso de plataformas específicas, personalizadas y adaptadas a cada región, que existen… y pueden usarse. Tal vez no sean la mejor opción teniendo en cuenta las alternativas que hay ahí fuera, pero también deben contemplarse como una posibilidad.
Sea como fuere, elijas la opción que elijas, la comunicación escuela-familia está ahora más avanzada que nunca. No es fácil de llevar a cabo, ya que implica un esfuerzo por todas las partes implicadas, pero la tecnología nos lo permite de un modo muy completo. Sólo queda aprovecharlas.
Imagen de portada: Flickr de Nizzzat
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