El éxito de la película Inside Out (Del revés) en públicos de todas las edades radica en cómo nos mostró, de forma metafórica y divertida, cuáles son las emociones básicas y cuáles son sus roles. También nos introdujo en cómo funciona nuestro cerebro, la memoria y qué sucede con nuestros recuerdos. El psicólogo Rafael Guerrero analiza el film desde una perspectiva psicológica. ¿Preparados?
La película de Disney Pixar comienza con un recorrido por los momentos más importantes de Riley, una feliz y divertida preadolescente de Minnesota. Quizá, el primer recuerdo esencial implícito, es decir, no consciente, que tiene Riley se remonta al día de su nacimiento cuando sus padres la miran detenidamente y le dicen lo guapa que es. Este será el primero de una gran cantidad de recuerdos esenciales que formarán parte de su memoria y que moldean su personalidad. Cada recuerdo esencial que tiene Riley, activa alguna de las islas de su personalidad. Así, por ejemplo, para Riley su personalidad está configurada a partir de algunas de las siguientes islas: isla del hockey (su deporte favorito), isla payasada (activada cada vez que juega y se divierte con sus padres), isla de la amistad, isla de la sinceridad (donde se guarda uno de los valores más preciados por Riley), isla de la familia y así con otras islas que son básicas para conformar la personalidad de nuestra protagonista.
Memoria a largo plazo
Después de cada día en la vida de Riley, cuando ésta se va a dormir, cada uno de los acontecimientos que ha experimentado en ese día, se van al Largo Plazo. Este hecho que aparece en la película intenta reflejar lo que realmente nos ocurre: mientras dormimos y, sobre todo, mientras soñamos (fase REM), nuestro cerebro realiza la tarea de ir procesando y colocando cada una de las experiencias en un lugar concreto. Este es el momento en que se produce y consolidan los aprendizajes del día. De ahí la importancia de dormir las horas suficientes, ya que es fundamental para recargar las pilas físicamente y para que se consoliden los aprendizajes que hemos realizado a lo largo del día. En la película se ve como Alegría, una de las emociones básicas que vive en el cerebro de Riley, manda todos los recuerdos al Largo Plazo para que sean procesados y almacenados mientras nuestra protagonista duerme plácidamente.
Un símil con las complejas neuronas cerebrales lo representa el tren del pensamiento, que como bien aparece en la película, va por todas partes. Este tren representa el complejo mundo de las conexiones entre los diferentes grupos de neuronas, unas 100 millones de ellas en cada uno de nuestros cerebros.
La familia de Riley se tiene que mudar a San Francisco por motivos laborales de su padre. El primer día de escuela, cuando la maestra le pide a Riley que se presente delante de sus compañeros, aparece una mezcla de emociones en ella: Tristeza ha tocado recuerdos esenciales de la protagonista y los convierte en tristes, algo que hace a Riley llorar delante de sus compañeros. Además, otra de las emociones básicas, Miedo es activada al ver que los nuevos compañeros de clase de Riley empiezan a evaluar a la joven. Miedo salta diciendo “nos juzgan” y “estamos llorando en público”, lo cual no hace más que prolongar la emoción de miedo.
Dos de las emociones protagonistas de la película, Alegría y Tristeza, viajan a la Memoria a Largo Plazo. Científicamente hablando, este almacén memorístico, tiene una capacidad ilimitada y anatómicamente se encuentra ubicado a lo largo de toda la corteza cerebral. En este tipo de memoria se almacenan conocimientos de tipo semántico, autobiográfico y procedimental.
La central = sistema límbico
Las diferentes emociones que aparecen en la película, es decir, Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Asco, se encuentran ubicadas en La Central, que sería el lugar equivalente al sistema límbico. En el sistema límbico, perteneciente al cerebro emocional, es donde se producen las diferentes emociones que experimentamos a lo largo del día. El sistema límbico aparece hace unos 180-200 millones de años con la aparición de los primeros mamíferos. Según los estudios clásicos de Paul Ekman de hace varias décadas, los seres humanos tenemos 6 emociones básicas, que serían las cinco que aparecen en la película, además de la emoción de sorpresa.
Las cosas en San Francisco no le están yendo nada bien a Riley. Echa de menos a sus amigas, a su equipo de hockey, su colegio, etc. Una noche, cenando con sus padres en casa, y aprovechando que Alegría y Tristeza no están en La Central, toma las riendas de la situación Ira. Debido a la expresión de su ira, el padre de Riley acaba mandando a su hija a su cuarto como castigo. Jamás Riley se había comportado de una manera tan insolente.
El vertedero de recuerdos
A pesar de que la Memoria a Largo Plazo (MLP) tenga una capacidad ilimitada, existe una ley universal en el cerebro que dice que todo lo que no se usa, tiende a desaparecer. En la película aparece el vertedero de recuerdos, que son todos aquellos conocimientos, aprendizajes y recuerdos que, al no ser repasados de vez en cuando, acaban desapareciendo de la Memoria a Largo Plazo, y por tanto, se van para no volver jamás. Todo lo que cae en ese vertedero, se olvida y desaparece de la memoria. Para ello, existen unos agentes llamados “los olvidadizos” cuya función consiste en ir comprobando qué recuerdos e informaciones almacenados en la Memoria a Largo Plazo ya no son útiles y son tirados al vertedero de recuerdos. Como decíamos antes, de ahí nada puede volver al recuerdo de Riley. En un momento dado, los olvidadizos piensan en tirar al vertedero de recuerdos un anuncio que le gustaba mucho a la protagonista cuando era pequeña (triple dental). Ya que es uno de los recuerdos más divertidos para ella, los olvidadizos deciden enviarlo a la consciencia de vez en cuando para provocar alguna risa en Riley.
Debido a la mala época que está atravesando Riley, algunas de las islas se empiezan a tambalear. Es el caso de isla payasada, que al tambalearse con fuerza, acaba cayendo al vertedero de recuerdos. Las diferentes bromas y juegos que solía disfrutar con sus padres, ya no son divertidos. Riley está entrando en una etapa difícil de su vida: la adolescencia.
La siguiente isla que cae es la de la amistad, ya que Riley no termina de encajar con los nuevos compañeros del colegio de San Francisco.
Bing Bong, el amigo que llora caramelos
En su recorrido por el Largo Plazo, Alegría y Tristeza se encuentran con Bing Bong, el amigo imaginario de Riley que casi ya había desaparecido de los recuerdos de Riley por encontrarse en plena adolescencia. Bing Bong es un entrañable personaje mezcla de algodón de azúcar, gato, elefante y delfín. Además, tiene la característica de que cada vez que se encuentra triste, llora caramelos. Como decíamos antes, Bing Bong se encuentra en el Largo Plazo de Riley, pero ésta apenas se acuerda de él, lo que le hace sentirse muy triste. De la mano de Bing Bong, Alegría y Tristeza tratan de buscar una solución para Riley. Por ello atraviesan por diferentes lugares de su cerebro, como por ejemplo, por las cuatro fases del razonamiento abstracto, por Imaginalandia, Ciudad Trofeo, Castillo de Naipes, el novio imaginario de Riley, etc.
La siguiente isla en tambalearse es la del hockey, el deporte favorito de Riley. Acto seguido, sucede uno de los hechos más importantes y emocionantes de la película: tiran el coche de Bing Bong al vertedero de recuerdos. En ese momento, Bing Bong se siente muy triste y Alegría busca desesperadamente una solución. Deciden coger el tren del pensamiento, pero de repente… el tren se para. Riley se ha quedado dormida y cuando dormimos, los pensamientos conscientes se paralizan para dejar lugar a los sueños. No saben cómo hacerlo, pero tienen que conseguir despertar a Riley para que ponga de nuevo en funcionamiento el tren del pensamiento.
El papel del subconsciente
Para ello, Alegría, Tristeza y Bing Bong deciden entrar en el plató donde se ruedan los sueños que tiene Riley mientras ésta duerme. ¿El objetivo? Conseguir que tenga una pesadilla o mal sueño para que se despierte. Dos policías se llevan preso a Bing Bong al subconsciente, que en palabras de Tristeza “es donde se llevan a los que dan problemas”. Excelente metáfora, pues en el subconsciente, según la teoría psicoanalítica, es donde guardamos todos nuestros miedos. La entrada al subconsciente está custodiada por dos policías, que metafóricamente simbolizan la censura de la que hablaba Sigmund Freud.
Dicha censura ejerce muy bien su papel mientras estamos despiertos (vigilia) para que nuestros miedos no salgan a la luz, pero cuando dormimos, los policías “se relajan” y dichos miedos aparecen más frecuentemente en nuestros sueños. En el caso de Riley, sus peores miedos son el brócoli, las escaleras que llevan al sótano de una casa, la aspiradora de la abuela y un payaso gigante. Algunos de estos miedos, son frecuentemente temidos por la gran mayoría de nosotros. Alegría y Tristeza consiguen provocar al payaso al que tanto miedo le tiene Riley y provocan con esta pesadilla que la joven se despierte. De esta manera, se vuelve a activar el tren del pensamiento y prosiguen con su viaje.
De camino a la pubertad
Riley no aguanta más en casa ni a sus padres por lo que decide buscar un billete de autobús que le lleve a su anhelada Minnesota. Para ello, necesita dinero y decide robarle dinero a su madre para comprar el billete de autobús, por lo que la isla de la sinceridad se ve bastante afectada. Por otro lado, Bing Bong ayuda a Alegría a salir del vertedero de recuerdos donde habían caído. El personaje imaginario de Riley no consigue salir del vertedero de recuerdos, por lo que desaparece para siempre en una de las escenas más emotivas de la película.
Riley se escapa de casa y se dirige a la estación de autobuses. En el momento de subirse al autobús se empieza a resquebrajar isla familia. Al poco de arrancar el autobús, Riley se asusta y le dice al conductor que pare. Cuando llega a casa rompe a llorar junto a sus padres y les dice que echa de menos su anterior ciudad, sentimiento que es legitimado por sus padres.
Dado que Riley ya está en plena pubertad, en este momento tiene 12 años, le ha cambiado el panel de control de las emociones, en donde aparecen nuevas islas necesarias e importantes en esta nueva etapa de su vida. Además, aparecen nueva emociones como la vergüenza y recuerdos que contienen una mezcla de emociones, pues como sabemos, en la práctica, nos encontramos con hechos y/o recuerdos que evocan diferentes emociones. Ira, una de las emociones básicas, está muy contenta dado que aparecen las palabrotas en esta nueva etapa adolescente.
Rafael Guerrero Tomás es psicólogo, director de Darwin Psicólogos y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Además, también imparte clase en el Máster de Atención a la Diversidad y Apoyos Educativos del Centro Universitario Cardenal Cisneros. Especialista en TDAH, trastornos del aprendizaje y trastornos de conducta. Autor del libro “Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Entre la patología y la normalidad” (Libros Cúpula, 2016).
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