Las primeras mentiras aparecen en el paso de la Etapa Infantil a la Primaria. Es un momento de profundos cambios cognitivos y sociales en el que los niños se enfrentan a nuevas formas de pensar, sus intereses cambian y se amplían considerablemente los círculos sociales.
Así, se relacionan con personas que presentan nuevos roles (profesores especialistas, entrenadores, psicólogos, compañeros en los extraescolares, etcétera) y viven un entorno más amplio. A su vez, disponen de más recursos y madurez para atender el mundo que les rodean.
¿Por qué mienten?
Las razones que motivan las primeras mentiras en los niños son las que se irán dando más adelante, de adolescentes e incluso adultos: Por un lado, la necesidad de aceptación y reconocimiento por parte de los padres, los profesores o los compañeros; y, por otro lado, las ganas de disfrutar de la atención de los mismos colectivos.
Por esto, la forma más efectiva y positiva de acabar con las mentiras en la escuela y la familia es mostrar a nuestros alumnos que, pese a todo (pese a que a veces se equivoque, mienta, haga cosas mal, se enfade, tenga mal humor, rompa cosas, etcétera), lo queremos tal cómo es y valoramos por encima de todo que pertenezca a nuestra clase o familia.
Las actividades que te propongo a continuación buscan destacar las cualidades de los alumnos, reforzar la imagen que tienen de sí mismos y conseguir la reflexión sobre las propias emociones. Pueden utilizarse a partir de los 6 años e irse adaptando a los diferentes niveles educativos. ¡Comencemos!
El espejo
Pide a los alumnos que se coloquen por parejas y el uno delante del otro. Toma esta pequeña lista de preguntas y léela en voz alta:
-¿Qué es lo primero que veo cuando miro a mi compañero?
-¿Cuál es la mejor cualidad de la persona que tengo delante?
-¿Qué es lo que más me gusta de mi compañero?
-¿Qué contaría un espejo sobre mi compañero?
-¿Cómo me siento cuando estoy con él?
-¿Qué cosas hace bien mi amigo?
-¿Qué podría enseñarme?
-De las cosas que hace bien, ¿qué me gustaría que me enseñase?
Da algunos minutos a tus alumnos para que respondan a las preguntas y tomen nota de sus respuestas o lo digan en voz alta si todavía no tienen soltura con la escritura. Es importante que la premisa sea siempre la misma: “Esta vez hablaremos solo de las cosas buenas de nuestros amigos, porque de las malas se suele hablar más a menudo.”
Es bueno reagrupar las parejas y pedir a compañeros distintos que repitan el mismo ejercicio. De esta manera, observaremos pensamientos repetidos o percepciones distintas. Es una actividad muy sencilla, pero nos hace de espejo para comprender cómo nos ven quiénes nos rodean ya que, por lo general, solemos tenemos una imagen bastante distorsionada de nosotros mismos.
¿Cómo te sientes cuando…?
Escribe en la pizarra las siguientes palabras: “alegre”, “asustado”, “triste”, “avergonzado” y “querido”. Pide a tus alumnos que cierren los ojos y formúlales la siguiente pregunta en voz alta: ¿Cómo te sientes cuando dices una mentira?
Su vista irá directamente a la emoción con la que más identificados se sientan. Diles que vuelvan a cerrar los ojos y piensen la última mentira que pronunciaron. Para relajar el ambiente, explícales alguna anécdota tuya, alguna ocasión en que mentiste.
Dales un folio en blanco y recítales, por pasos, las siguientes instrucciones:
1. “Dibuja cómo te sentiste al mentir en esa ocasión. Piensa bien qué colores utilizarás y qué forma tendrá tu sentimiento”.
2. “Escribe en mayúsculas una palabra que explique lo que sentiste en esa ocasión.”
3. “Si tu mentira fuese un animal, ¿cuál sería? Dibújalo”.
Da paso a la reflexión. Estas preguntas te ayudarán a guiar la tarea: ¿Cómo nos sentimos cuando mentimos?, ¿y cuando decimos mentiras?, ¿nuestras emociones son positivas a negativas?, ¿por qué mentimos?, ¿qué consecuencias tienen estas mentiras en nosotros mismos y en los demás?
Haz un último ejercicio: Diles que piensen qué pueden hacer en lugar de mentir, qué recursos para enfrentarse a esos momentos en que se ven tentados a decir una mentira. Ayúdales a confeccionar una lista con todas las ideas recogidas.
Para acabar, me gustaría que atendieses a estos 3 puntos para poner fin a las mentiras de los niños. ¡Allá vamos!
1. Sé sincero. Sí, tú. Sé el primero en dar ejemplo.
2. Muéstrales por qué motivos es importante ser sinceros y cómo te sientes cuando te sientes engañado.
3. Hazles reflexionar sobre sus propias emociones: ¿cómo se han sentido?
4. No fomentes el miedo con castigos o etiquetas, ¡mejor premia y destaca las cualidades positivas!
Rocío López Valdepeñas es maestra especialista en innovación educativa y emprendimiento.
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