La instalación artística dentro del aula se convierte en una fuente de posibilidades no solo estéticas (como sería las que se ofrecen en un museo), sino también didácticas y sensoriales: a través de materiales cotidianos y accesibles, los niños tienen la posibilidad de manipular, hacer, deshacer, transformar o recorrer según sus inquietudes y necesidades.
Entre sus características cabe destacar que son espacios simbólicos que pretenden transmitir un mensaje con intencionalidad y deben ser atractivos para que provoquen en los niños el placer visual y el deseo de apropiarse de los objetos para jugar. Además, deben permitir oportunidades de acción y juego libre a través de exploraciones, transformaciones y construcciones con diferentes objetos, así como ofrecer todas las acciones posibles para fomentar la aparición del juego presimbólico y simbólico.
El espacio de la instalación
Por otro lado, el espacio de juego debe ser un lugar amplio y estar bien definido, de modo que permita a los alumnos la autonomía, moverse libremente, manipular objetos y generar relaciones entre iguales y con los adultos. La propuesta debe estar formada por una ‘triada de objetos’, es decir, por tres materiales que interaccionan entre sí para favorecer el juego, que sean polivalentes y no estructurados. Asimismo, debe tener una cantidad suficiente de cada uno de los objetos para que varios niños tengan la oportunidad de manipularlos al mismo tiempo, de moverse libremente, interactuar, explorar, imaginar, crear historias y jugar en todas sus dimensiones.
Es importante conocer el número de alumnos que participarán en la instalación, ya que el espacio elegido para la realización de la propuesta debe ser especialmente amplio para que se puedan mover los pequeños sin ningún tipo de dificultad. Además, los objetos deben ser presentados mediante formas geométricas como son las mandalas circulares, espirales o cuadradas.
La duración de las instalaciones como propuesta no es permanente, por ello, es importante que una vez los alumnos observan por primera vez la instalación, los docentes referentes deben hacerles reflexionar con preguntas de tipo “¿qué observáis?”, “¿qué queréis hacer con este material?”. Y, el tiempo de juego y transformación se mide en relación con el interés de los niños.
La última fase hace referencia a la narración de lo vivido. En este momento, los alumnos deben repensar sobre lo que más les ha llamado la atención, a lo que han jugado, qué objetos han utilizado y cómo. Para ello, se pueden utilizar diferentes formas de construcción de la narración, concretamente, se puede realizar una asamblea para contarlo verbalmente o un dibujo en el que plasmen lo vivido.
Nuestra experiencia
En nuestro caso, hemos conocido al escultor Richard Serra y la obra ‘La materia del tiempo’ que se encuentra en el museo Guggenheim de Bilbao. También hemos descubierto al pintor Giuseppe Arcimboldo. Su obra se conoce por los retratos, cabezas donde utiliza elementos naturales. Para esta instalación, los niños han experimentado y han manipulado objetos sencillos y atractivos (la cara con hierba, los ojos con castañas, las cejas con hojas de eucalipto, la nariz con nueces y los mofletes con hojas secas); realizando desplazamientos, recorridos, aparición y desaparición, viven sus propios aprendizajes.
Por otro lado, también nos ha ayudado a conocer al escultor James Brunt. Realiza obras temporales con lo que se encuentra en la naturaleza. Otra instalación fue del artista Fabrizio Cornelli, en la que los pequeños experimentaron con luces de las linternas, luces de colores, con diferentes texturas pisando felpudos, papel de burbuja, papel de espejo, papel celofán rojo y amarillo como los colores del otoño, espumillón de colores, sensaciones al pisar hojas del otoño.
También nos hemos inspirado en el cuadro ‘La noche estrellada’ de Van Gogh: formamos el espacio utilizando los colores azul y blanco del invierno y, a partir de la instalación, transformamos el espacio y experimentamos con materiales como el papel higiénico, vasos de plástico azules, tapones blancos y azules, papel de aluminio, garrafones de agua vacíos o mesas de luz.
Otros artistas que pudimos conocer fueron Enno de Kron, Kazimir Malevich, Will Kurtz, Hakan Strand, Irene Antón, Frida Kalho y Samantha Keely.
La evaluación
Para evaluar el proyecto tuvimos en cuenta el interés que despertó en los alumnos, la diversidad de significados que ofrecen los materiales, si favorece situaciones de juego en equipo, si las características de los materiales se adaptan a sus características evolutivas, si los espacios han sido los adecuados, la flexibilidad y la atención a la diversidad, entre otros.
Desde las instalaciones se trabajan muchos elementos fundamentales del proceso de enseñanza-aprendizaje de un niño, y creo que hasta que no lo pruebas no eres capaz de percibirlo. Quizá, en un primer momento, todo parezca un caos, pero si se analizan los procesos, se puede observar que todos los aspectos importantes de la educación de un niño se ponen en juego (relaciones sociales, conceptos lógico-matemáticos, aspectos emocionales, creatividad, etc.). Después de utilizar esta metodología hemos constatado que cualquier instalación que ofrezcamos a nuestros alumnos les brinda la oportunidad de ver, de sentir, de oler, de saborear y de escuchar las propiedades de los elementos por los que está compuesta.
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