María Rodríguez, vocal de la Asociación Educación Abierta, explica cómo y por qué han surgido las 95 propuestas de educación a debate para cambiar la educación dentro de “Calmar la Educación”, unas jornadas que se celebraron el pasado mes de julio y en las que diversas personas del ámbito educativo debatieron hasta dar con estas 95 ideas concretas.
Cualquier persona puede participar en el debate a través del documento de las 95 propuestas que está en el post Palabras para calmar la educación. La manera de participar es doble: bien compartiendo las propuestas y las opiniones sobre las mismas en las redes sociales, o bien participando en el debate que se está produciendo en la web de la AEA con comentarios al documento.
¿De dónde surge la idea de organizar #CalmarEdu en Madrid?
La idea del debate “Calmar la educación” (#CalmarEdu) se origina en la Asociación Educación Abierta (AEA). Desde la AEA somos conscientes del momento de cambio educativo que se está produciendo. El gran desarrollo tecnológico, que dio lugar a lo que Drucker denominó hace décadas “sociedad del conocimiento” y actualmente Stiglitz y Greenwald denominan “Sociedad del aprendizaje”, ha generado grandes transformaciones en la educación. La tecnología permite una rápida y constante producción de conocimiento y resulta imprescindible, por un lado, un aprendizaje permanente a lo largo de la vida, más allá de la educación académica y, por otro, un aprendizaje a lo ancho de la vida, en distintos contextos no formales e informales.
Además, la educación formal también es objeto de grandes cambios. Por ejemplo, se proponen otros objetivos educativos (competencias) que se orientan hacia un proceso de globalización de la educación. También, se recomiendan otros métodos instruccionales que implican un papel más activo de los alumnos. Finalmente, aparecen nuevos formatos educativos que facilitan una educación semipresencial, en línea o en red, por ejemplo.
En nuestro país el debate educativo está secuestrado y crispado.
Todo ello contribuye a que la educación reciba una gran atención por parte de distintos sectores sociales, como nunca antes se había producido. Y hoy el debate educativo es más necesario que nunca.
Sin embargo, podríamos decir que en nuestro país el debate educativo está secuestrado y crispado. Secuestrado por los políticos, por las empresas… Crispado porque se polariza y la educación se convierte en una excusa para responder más a intereses partidistas, corporativos, económicos, que a los intereses reales de la mejora de la educación.
¿Cuáles son los objetivos de #CalmarEdu?
El objetivo fundamental es transformar el espacio del debate educativo. Se propone, en primer lugar, cambiar el foco y pasar, de un debate más centrado en intereses partidistas y corporativos, a uno que ponga el foco en el proceso de aprendizaje de los alumnos y alumnas. En segundo lugar, se propone abrir el debate a todos los actores implicados: alumnos y alumnas, familias, profesores, administraciones educativas, científicos, empresas… En tercer lugar, se propone un debate respetuoso, que permita contemplar las distintas perspectivas del fenómeno educativo con el fin de generar propuestas de futuro.
¿Cómo ha sido el desarrollo de “Calmar la educación” y cuántas personas han participado en el mismo?
Es difícil decir una cifra exacta de las personas que han participado en #CalmarEdu porque se trata de un proyecto abierto y de varias fases. Se inició con dos posts que lanzamos desde la web de la AEA. En el primero, se planteaba la necesidad del debate, los objetivos del mismo y se convocaba la Jornada “Calmar la educación”. En el segundo, incluimos 90 preguntas (organizadas en torno a 9 bloques temáticos) para introducir un gran diálogo educativo. Los dos posts dieron lugar a comentarios y cientos de personas mostraron su interés compartiendo el proyecto a través de las redes sociales.
En junio de este año tuvo lugar la Jornada “Calmar la educación” a la que asistieron más de cien personas, entre las que se encontraban alumnos, padres, profesores, académicos, editores, gestores educativos, etc. Se formaron 9 mesas en torno a los 9 bloques temáticos que habían sido propuestos con anterioridad desde el post de la AEA para articular el debate. Estos bloques temáticos fueron los siguientes: Aprendemos dialogando; Todos somos todos; La familia dentro y fuera de la escuela; Profesionales de la educación; El espacio educa; Curriculum y proyecto educativo de centro; Medimos lo que valoramos; El tiempo y los tiempos en el aprendizaje; La política importa.
Como resultado de la Jornada, para cada uno de los 9 temas se elaboraron un número de tendencias (Qué está pasando) y de propuestas (Qué deberíamos hacer). Estas tendencias y propuestas fueron incorporadas a 9 posts, que se subieron a la web de la AEA. Los posts suscitaron bastante interés, se generaron comentarios sobre los mismos y se compartieron ampliamente en las redes sociales.
En este momento hemos colgado en la web un documento con 95 propuestas, derivadas de las propuestas que se plantearon en las 9 mesas de la Jornada. Este documento está siendo compartido en las redes sociales y ha recibido cientos de comentarios que han dado lugar a un diálogo en abierto sobre la educación de nuestros días.
¿Por qué es importante hacer partícipes a los alumnos en este tipo de debates?
Desde las administraciones educativas y los organismos internacionales suele indicarse que el aprendizaje del alumno es el centro del proceso educativo. Aunque la afirmación parece obvia, sin embargo, en los encuentros educativos a menudo se habla de tecnología, de espacios educativos o de competencias y se dedica escasa o nula atención al proceso de aprendizaje del alumno. Exagerando un poco, podría decirse que nos centramos en lo que rodea al proceso de aprendizaje del alumno y “se nos pierde” el alumno, se invisibiliza, se hace implícito en el discurso cuando, en realidad, debería ser central. Todo debería plantearse teniendo en cuenta explícitamente el proceso de aprendizaje de los alumnos y alumnas.
¿El cambio educativo pasa también por un cambio cultural y en las políticas de educación?
En mi opinión estos tres elementos (cambio cultural, políticas de educación y cambio educativo) se retroalimentan. La educación es un proceso de enculturación con el que los alumnos van adquiriendo una serie de conocimientos, habilidades, actitudes y valores sobre la cultura a la que pertenecen. Pero, al mismo tiempo, los alumnos formados como resultado del proceso educativo, van produciendo cambios y avances en la cultura de la que forman parte.
Tanto las políticas educativas que se desarrollan desde las administraciones educativas como las prácticas educativas que se producen en los centros, se adecúan a la cultura y articulan el proceso a partir del cual los alumnos la interiorizan. Este proceso de interiorización tiene como propósito, entre otros, nutrirles de herramientas y medios para desenvolverse en la sociedad y generar avances y transformaciones culturales.
El problema es que las políticas educativas de las administraciones y las propuestas de innovación de los centros no siempre van de la mano. En estos años se están generando una gran cantidad de propuestas de innovación en centros y también se están produciendo grandes transformaciones en la normativa educativa. Sin embargo, estos dos procesos de transformación no están tan coordinados como debieran. Como decía Rogers, los cambios en la educación vendrán a partir de las innovaciones y podrán ser sostenibles siempre que exista comunicación y coordinación entre los agentes educativos. Habría que trabajar, por tanto, en coordinar estas acciones para generar un mayor cambio en la educación y en la cultura de nuestro tiempo, pero todo ello pasa por un debate educativo de calidad.
¿Cuál es el objetivo de abrir a debate las 95 propuestas?
En los últimos tiempos el debate ha estado muy centrado en estadísticas internacionales sobre resultados educativos. En nuestra opinión, el debate ha de abrirse a nuevos temas y nuevas formas de abordarlos. No queremos desatender las problemáticas más singulares y que están más próximas a los alumnos, los profesores, las familias, a los centros, las comunidades de aprendizaje, a los espacios y los tiempos en los que nos desenvolvemos. Además, como hemos comentado, todo ello con la participación de todos y con la idea de hacer propuestas transformadoras de mejora de la educación.
¿Quién puede participar en este debate digital? ¿Cómo pueden hacerlo?
En el debate puede participar cualquier persona que lo desee. En este momento del proceso estamos trabajando sobre el documento de las 95 propuestas que está en el post Palabras para calmar la educación. La manera de participar es doble: bien compartiendo las propuestas y las opiniones sobre las mismas en las redes sociales, o bien participando en el debate que se está produciendo en la web de la AEA con comentarios al documento.
De todas las propuestas que se plantearon en la Jornada “Calmar la educación”, ¿Cuál os ha sorprendido más?
Resultó sorprendente y reconfortante comprobar que la educación importa, que interesa participar en el debate educativo. Todas las propuestas fueron muy sensatas. Quizá, lo más sorprendente fue el buen criterio de las intervenciones de los alumnos y alumnas en el debate. Por ejemplo, en la mesa de Curriculum y proyecto educativo de centro, una alumna hizo la siguiente propuesta: Yo creo que debería cambiarse la metodología porque a veces le decimos a nuestra profesora “Profe, no me hagas esa pregunta que me hace pensar”. Y creo que esto pasa porque estamos acostumbrados a una educación que no nos hace pensar.
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