Tenemos la imagen clásica de este juego de entretenimiento, pero desde luego podemos evolucionarla y adaptarla a nuestro entorno. Usar el bingo en educación es una oportunidad excepcional para plantear, en base a esa gamificación tan en auge en los últimos tiempos.
Lógicamente olvídate del concepto de bingo tradicional: ni sacaremos bolitas de un bingo, ni siquiera habrá números. Plantear un bingo en educación servirá para centrar a los alumnos y conseguir que presten atención en una determinada tarea. ¿Cómo? Vamos a verlo.
No hay números, hay objetivos
El funcionamiento del bingo tradicional consiste en ir marcando en nuestro cartón los números que, aleatoriamente, van surgiendo en cada momento. El primero que haga línea gana un premio menor; el que complete el cartón al completo, gana el premio mayor.
El mecanismo a la hora de utilizar bingo en educación es parecido, aunque difiere en algunos aspectos. Por ejemplo, no necesitamos números sino objetivos, de forma que el cartón que cada usuario —en nuestro caso, cada alumno— tiene, tendrá una serie de objetivos. Pueden ser diferentes para cada uno, o común a toda una clase; esto deberá decidirlo el docente.
Esta filosofía tan peculiar se ha llegado a poner en marcha, por ejemplo, en algunas presentaciones de Apple, en las que hay una serie de hitos que supuestamente serían presentados en la llamada keynote. A medida que la presentación sucede, el usuario va marcando lo que la compañía va presentado.
Así pues, usar un bingo en educación puede tener varios y diversos objetivos. Por ejemplo, podemos hacer que los objetivos de nuestra clase sean los siguientes:
- Dar la respuesta correcta a un ejercicio planteado por el profesor.
- Ayudar a un compañero a entender un determinado concepto.
- Salir a la pizarra a explicar un ejercicio.
- Completar un determinado tema.
- Organizar los apuntes, utilizando colores diferentes para títulos, enunciados, etc.
- Utilizar bolígrafo en vez de lápiz en clase.
- No necesitar la goma de borrar durante un día entero.
El docente es el que decide
Como veis estas metas son genéricas, pero rápidamente podemos deducir objetivos específicos según materia, tema, conceptos a explicar, etcétera. En todos los casos será el profesor o docente el que decida qué objetivos plantear en este bingo educativo, adecuándose a variables como diversidad del alumnado, tiempo necesario para completar los cartones (¿uno por día? ¿uno a la semana?), número de objetivos por cartón o muchos más. Depende, única y exclusivamente, del profesor.
Una vez tengas claro qué objetivos vas a marcar y cómo vas a utilizar el bingo en educación, puedes crear los cartones e imprimirlos. Y existen múltiples herramientas para ello, desde crearlos de una forma artesanal con aplicaciones de ofimática (tipo Microsoft Word o alguna de estas otras) o con plantillas y software específico.
Por ejemplo, una búsqueda con los términos “bingo templates” (que podríamso traducir como plantillas de bingo) nos lleva a miles de resultados, todos ellos válidos para lo que buscamos aunque, ciertamente, enfocados al juego de azar. Una búsqueda más específica (“bingo education templates”) nos lleva por ejemplo a esta sencilla plantilla igualmente válida y editable para que la personalicemos con nuestros objetivos. Otros enlaces interesantes son por ejemplo Tools For Educators, donde podremos crear bingos con imágenes predefinidas que serán interesantes para infantil y los primeros cursos de primaria; o el generador de bingos de TeAchnology que es fácil y sencillo de utilizar.
Más específico aún es el Bingo Card Generator, que de forma trivial permite personalizar y editar los objetivos a poner en los cartones. Tan sencillo como escribir líneas (una por cada “casilla”) y la herramienta se encargará del resto. También permite elegir entre algunas de las sencillas plantillas disponibles, todo de forma gratuitamente. A un golpe de búsqueda encontrarás muchos otros recursos para poder crear tus cartones de bingo educativo.
Una vez lo hayas llevado a cabo también puedes plantear recompensas para los que consigan línea, para los cartones al completo o incluso para los que, simplemente, consigan completar las casillas. Esto deberá ir al gusto de cada docente, siendo él el que decida cómo premiar el juego.
El uso de bingo en educación no es algo nuevo, ni mucho menos, y múltiples docentes hablan de los beneficios de su uso en el aula. Sea cual sea tu materia o la edad de tus chavales, éste es uno de esos recursos que van a más y que puedes probar en tu propia aula con una sencilla preparación.
Imagen de cabecera: bingo, de ShutterStock
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