Termina uno de los cursos escolares más complicados que se recuerdan en el que la pandemia mundial ha sido protagonista indiscutible. En EDUCACIÓN 3.0 hemos querido conocer de primera mano la opinión de los docentes sobre cómo han vivido este año, cómo tuvieron que recuperar los contenidos que no se pudieron impartir durante el confinamiento y, por supuesto, surgen cuestiones que, muy probablemente, estarán en la mente de los profesionales del sector relacionadas con la formación ofrecida al alumnado. Así ha sido el curso 2020-21, según docentes y expertos:
Volver después del confinamiento
Para hablar de este curso recién terminado, es preciso remontarse al anterior ya que, debido al confinamiento, quedaron contenidos sin impartir. Así lo corrobora el ‘Profe Ramón’, profesor de Lengua Castellana y Literatura en Secundaria en un centro de Sevilla y autor del libro ‘#SoyMaestro de Tuit en Tuit’, que cuenta que la materia que no se pudo impartir durante el confinamiento, se trató en cuanto comenzó este curso. No obstante, deja claro que la vuelta al cole no fue fácil: “Los protocolos y las medidas de seguridad en los centros educativos repercutieron de lleno en los horarios de las clases, en las entradas y salidas, en las metodologías a emplear (no hemos podido trabajar en cooperativo, por ejemplo), lo que ha dificultado mucho, otra vez, terminar las programaciones en algunas materias”. Esto, según explica, supone que el próximo septiembre tendrán que volver a “hacer un nuevo repaso de aquellos contenidos que se quedaron en el limbo”.
Francisco Vicente Alemany, docente de Historia en 1º y 2º de Bachillerato en el IES Gabriel Miró de Orihuela (Alicante) apunta por su parte que a muchos de sus alumnos les ha terminado pasando factura este año el final del curso pasado. Esto se ha debido en su opinión a que se ha utilizado parte del comienzo del curso 20-21 para repasar lo que quedó fuera del temario por el confinamiento y, también, porque siguiendo las directrices de la comunidad autónoma se ha tenido que impartir el mismo temario en la mitad de horas lectivas: “Por cuestiones sanitarias se planteó el desdoblamiento de los grupos por días de asistencia, sin que existiera como alternativa el aumento de espacios y de personal docente, o la dotación tecnológica para las clases online en tiempo real”, explica.
A vueltas con el modelo híbrido
“A nuestro alumnado la semipresencialidad le ha afectado en dos sentidos”, continúa Alemany. “El no asistir al centro todos los días ha permitido a los estudiantes tener tiempo para organizarse y sacar adelante tareas de todo tipo dentro de las aulas virtuales pero, para la mayoría, la falta de ritmo y de una rutina de trabajo, esfuerzo y dedicación les ha provocado un efecto contraproducente y ha favorecido la ‘desconexión de un viernes’ constante”.
¿Se han resentido los conocimientos? Alemany es tajante: “Sin duda, ya que no ha quedado más remedio que tomar una decisión: o seleccionar ‘lo importante’ o hacer un repaso liviano a los contenidos para concluir de forma aceptable el temario”. Sea como fuere, añade: “En cualquier caso, el profesorado ha hecho un esfuerzo titánico por intentar mitigar los efectos que esta situación puede provocar a corto plazo”.
Sin embargo, el Profe Ramón cree que no se ha reducido el nivel de formación de los jóvenes. “Durante el confinamiento y la posterior modalidad semipresencial la comunidad educativa ha realizado un sobreesfuerzo increíble por hacer que su alumnado no solo avance en las diferentes materias, en las que creo que sí que han salido preparados, sino que además se hayan sentido en todo momento protegidos y seguros, además de acompañados”.
¿Y sobre el curso que viene? “Lamentablemente la sensación de improvisación que se tuvo hace un año cuando se preparaba el curso 20-21, vuelve a repetirse, ya que ninguna de las medidas que realmente pudieran mejorar la calidad educativa (al margen de la enésima ley educativa) parece vislumbrarse: el aumento de espacios, recursos y docentes es clave. La reducción de la ratio junto con la presencialidad sí que es la fórmula de éxito”, zanja el docente.
Nuevas habilidades
A pesar de no haberse completado el temario en muchos casos, algunos expertos creen que toda esta situación ha servido para que los jóvenes desarrollen habilidades sociales que les será de utilidad en un futuro. Así, Jordi Perales y Sylvie Pérez, psicólogos investigadores y expertos en el ámbito educativo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), creen que la crisis sociosanitaria no ha implicado una pérdida en la adquisición de conocimientos curriculares. Según ellos, “aprenden en cada situación en la que se encuentran y es innegable que la preparación que tienen actualmente es seguramente más completa y compleja que la que tenían previa a la pandemia”.
Ambos están de acuerdo en que esta nueva realidad ha ‘empujado’ a los adolescentes a aprender a manejarse con la incertidumbre, lo cual puede tener consecuencias positivas en su futuro laboral. De hecho, en un estudio llevado a cabo por LinkedIn en 2020, entre las habilidades blandas más demandadas por las empresas se encuentra la adaptabilidad y, en otro informe publicado por IEBS Business School en 2021, señalan la flexibilidad. “Cada generación ha sido preparada según los conocimientos, habilidades y necesidades de su momento actual. Es difícil prepararse para trabajar en un mundo cada vez más cambiante, más impredecible y menos seguro. Y quizás, en este sentido, la capacidad de adaptación al cambio será una de las habilidades clave en el mercado laboral. Se trata de poder adaptarse a una incertidumbre continua para dar respuesta a situaciones nuevas e imprevistas”, concluyen Perales y Pérez.
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